Relatos humedos (en el metro)

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¡En el metro!


Mi nombre es Valerie y podría decirse que soy una mujer muy atractiva, mido 1.70 soy de tes blanca con ojos claros tengo 23 años siempre ando bien vestida, soy organizadora de eventos es mi especialidad, les voy a contar sobre una experiencia que tuve hace poco en un transporte publico. No soy de usar mucho las unidades de transporte publico ya que tengo mi trabajo cerca, sin embargo ese día en particular debido a varias cosas personales decidí aventurarme a usar el medio de transporte mas usado por la sociedad. (el metro.



Siempre he considerado que el metro es algo fastidioso, malos olores, horas picos, gente apretujándose, los buhoneros y pedigüeños entre muchísimas otras cosas, pero un muy buen día aprendí que también es un transporte muy divertido y sobre todo erótico.



Eran las 5 de la tarde, regresaba de un largo día de trabajo y me dirigí al metro, solo deseaba poder sentarme pero no, nunca podrás encontrar puestos en el transporte y menos a esa hora que es un infierno, así que ya entregada a mi desdicha, me apoye de la barra intentando estar lo más pegada posible para que no me llevaran por delante y así estar cerca de la puerta cuando me tocara salir, había escuchado sobre los llamados recostones y las cosas que a diario sucedían en el metro, eso realmente me incomodaba pero depende del día uno puede cambiar de opinión. y sobre todo en hora pico.


En la siguiente estación de la que me había montado, había demasiada gente estaba testada de hombres y mujeres urgidos al igual que yo de llegar a sus casa, yo no sabía hacia donde moverme y de pronto quede entre varios hombres, los mire con cara de no me toques imbécil, coloque los brazos con los codos firmes hacia atrás para evitar el roce pero estaba muy full el vagón, últimamente los viajes en el metro son demasiado lentos, tarda como cinco minutos entre estación y estación debido a los retrasos constantes producto de la sobrepoblación, y ya sabía que ese viaje se me haría eterno.


El vagón se movió de forma brusca y frenaba deliberadamente, todos alrededor aprovechaban para recostar algunas partes de los cuerpos de sus víctimas cercanas sin perder tiempo alguno.Ese día llevaba una blusa blanca de botones con encajes que hacia visible perfectamente el contorno de mi figura y un leggins negro, en una de esas se detuvo el tren y los hombres a mi alrededor empezaron a acomodarse y que para generar más espacio, era mentira, en lo que me di cuenta ya tenía a uno recostándomelo atrás, ya me había entregado a la idea de que me iría de allí toda manoseada, cerraba los ojos y disimule que el bulto que estaba atrás crecía considerablemente lo sentía cada vez más entre mis nalgas, yo paraba más el culo para retirarlo, pero eso lo excitaba más porque más insistente movía su cuerpo hacia mí, se me sonrojaron los pómulos en señal de nervio y agrado sinceramente no estaba segura.


En esos momentos te vuelves delicada y discreta por mas indecoroso o traicionero que sea el momento, te vuelves tímida, mientras sientes como él, poco a poco dirige su respiración lo más cerca de tu oreja, la piel se te pone de gallina debido a un reflejo natural, una conducta inconsciente, noto como su mano acariciaba la mía, el calor de su respiración sobre mi nuca, un ligero estremecimiento recorre mi cuerpo, el susurro de su voz que decía disculpa, es que empujan para entrar, yo sofocada le respondí, no se preocupe, conteste.



Esos momentos previos fueron agonizantes con una carga sexual increíble, nuestros cuerpos pegados con una ligera frotación intermitente dependiendo de la marcha del transporte público, entre frenazos y arrancadas con el único apoyo de la barra para sostener nuestras manos que ya casi se rozaban por el contacto con los pasajeros, el calor era sofocante nuestros cuerpos pegados, yo solo me mordía los labios, su aroma me embriagaba recostaba su miembro ya de una manera incisiva sobre mi nalgas, reconozco que sucumbí al placer de su vaivén, mientras pensaba que lo que ellos no saben es que un beso en tu sensible cuello, puede lograr que cualquier dogma caiga por sí solo.



Poco a poco tus pezones se ponen duros y erguidos y si le agregas el roce de un pecho masculino en tu espalda, junto con el sudorcito ese que es el lubricante perfecto para llevar la situación a un momento más íntimo, más cálido y más placentero. El hombre que estaba detrás de mí, me susurraba al oído " ¿estas bien? " yo solo asentía tragando mi saliva, todo esto junto con el movimiento brusco del tren, la gente, mi cintura traicionera dejando que este disfrutara de mi cuerpo a placer, hacía que yo estuviera húmeda, al hombre de atrás ya no le era suficiente rosar todo mi cuerpo, tenía la verga durísima y coloco su mano derecha sobre mi cintura, sin percatarme ya me tenía rodeada, no podía ver quien tenía tan buen paquete, de pronto coloco la mano en mi espalda y me empujó hacia adelante y yo hacía fuerza hacia atrás para no chocar con el señor de enfrente y sentir su paquete más firme, ya no era discreto.


Su mano se coló por mi cintura hacia abajo suave pero sigilosamente rumbo a mi vagina. Ey, ey , ey, esa mano no debería seguir avanzando con esa delicadeza, ya sabía que no se iba a detener y lo peor es que no deseaba que lo hiciera, un cosquilleo me recorre de arriba abajo intento ocultar mis nervios entre esta barra a la que estoy apoyada colocando mi cabello hacia adelante, debí voltearme y abofetearlo pero si alguien me viera me moriría de la vergüenza...por dios, este hombre no quería dejar sus dedos quietos, si viera mi cara en ese momento estoy segura que se correría, y también puedo decir que este hombre llevaba sus pantalones igual o más húmedos que yo mi ropa interior, si fuéramos solos en ese vagón lo haría pagar por ello, pero tenía que entrar en razón y con todo el dolor de mi alma decidí bajarme en esa estación no podía entender como un total desconocido me había dejado con ganas de más, si yo nunca le vi el rostro solo sentía el placer de su miembro y sus manos explorar todo mi cuerpo, yo temblaba como si de un sismo se tratase, lo bueno de ir en hora pico es que nadie se fija de nadie, es difícil explicar la sensación que tuve, por un instante quería que me cogiera.


Volví a mi rutina, respire profundo y seguí a mi casa, después de ese día a veces hago mi recorrido por las horas pico a ver qué más puede suceder, a Fin de cuentas es el medio de transporte mas rápido.


En el MetroWhere stories live. Discover now