❛ꕥ WINTER NIGHTS. ꒰ JKHAREM ꒱

ɯālk ¿ m𝕖 * 𝗵𝗼/mᥱ

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Suspiró por enésima vez en el día. Namjoon nuevamente no contestaba el teléfono y no sabía qué hacer. Se sentía lo suficientemente mal como para haber pedido permiso en el trabajo para retirarse. La marca de cortejo había estado causándole molestias desde varios días atrás, sin embargo, creyó que sería algo pasajero. Como gamma, las marcas de cortejo tenían que obtener aún más cuidado que como lo sería en los Omegas; internamente agradecía que su esposo no fuera capaz de enlazarse, sería peor de esa forma.

Estaba débil y, además de pinchazos que se concentraban sobre todo en su cuello, pareciese como si tuviera fiebre, no como la que sería en un celo, pues hace un par de meses que fue y, de acuerdo con sus cálculos, no es momento para ello. Rendido, dejó de lado su celular y se acurrucó mejor entre las sábanas, abrazando la almohada de su pareja. El olor de Nam era muy débil por naturaleza y para el colmo, el suyo resultaba todo lo contrario, por lo que era difícil percibirlo. Con un puchero en labios y un solitario anhelo, se quedó dormido.

En tanto, Namjoon se encontraba sentado frente a su computador, la mano en la boca y el ceño fruncido. Estaban a dos de días de Navidad y todo estaba en caos, la explotación habitual se había triplicado para los trabajadores del lugar (incluyéndolo) con el fin de terminar todos los pendientes antes de sus merecidas vacaciones. Así que, si antes se la pasaba gran parte de su tiempo en el trabajo, ahora rara vez iba a casa. Había llevado varias mudas de ropa para evitar la molestia de conducir de ida y vuelta, así como acostumbraba a guardar un par de sábanas y almohadas para descansar un poco. Prácticamente vivía allí.

Apenas si tenía tiempo para revisar su teléfono, intercambiaba un par de mensajes con Jungkook si es que se daba la ocasión. Actualmente, no había podido revisar las notificaciones y, dado que tiene el hábito de silenciar el teléfono, era más que obvio que no escuchó las llamadas entrantes del Gamma.

Llevaba un buen rato tratando de encontrar el error en su informe (según su jefe), pero simplemente no podía concentrarse en ese momento. Como si su comprensión lectora se hubiera desvanecido inconscientemente. Tenía un mal presentimiento, era extraño. De alguna manera, sabía que iba más allá de las correcciones del texto, el problema es qué es aquello que está fuera de lo que alcanza a notar.

Como Iota, tenían problemas en cuanto a torpeza y en ocasiones, control de emociones, sobre todo si eran negativas. La frustración podría provocarle muy mal humor si no obtenía respuesta a aquello que le molestaba. Claro que antes ha lidiado con ese tipo de situaciones. Así pues, recordando algunas lecciones de su psicólogo, se tranquilizó lo suficiente para pensar con mayor claridad.

Checó su agenda, por si no había de casualidad algún evento que se le hubiese pasado o para el que fuera tarde. Pero todo parecía bien, en sí lo que quedaba de trabajo era dentro de las cuatro paredes a las que casi llamaba segunda casa. Una preocupación menos.

Finalmente, optó por lo que tal vez quien lea esto pensó que haría primero, agarró el teléfono. En cuanto lo prendió fue que el poco alivio que lo acompañaba se esfumo y de inmediato llamó a Jungkook. El pitido sonó un par de veces hasta que el otro contestó. Sin darle tiempo de hablar fue que preguntó “¿Qué pasó, amor? ¿Estás bien?”.