CUATRO

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Doce días más tarde se casaban en Billings. Naruto se hallaba exhausto el día de la boda, que se llevó a cabo en la sala del juez. Desde la llamada de Sasuke cada noche había dormido unas pocas horas, porque había necesitado mucho tiempo para guardar toda una vida de pertenencias, elegir y descartar cosas. También se había hecho el análisis médico y le había transmitido los resultados a Sasuke, y no le sorprendió recibir al día siguiente por correo expreso la analítica de él.

Había enviado al rancho numerosas cajas con libros, álbumes, cintas, CDs, el equipo estéreo y la ropa de invierno, preguntándose qué diría Sasuke al ver que su hogar era invadido por la parafernalia de un desconocido. Pero las veces que habló por teléfono con él, no se lo había mencionado. Antes de darse cuenta, Naruto volvió a volar a Billings, pero en esa ocasión para no regresar.

Sasuke no lo besó cuando fue a recibirlo al aeropuerto, y eso lo alegró. Estaba cansado y nervioso y comenzaba a experimentar las primeras dudas. Por la expresión de la cara de él, cuando empezara a besarlo otra vez, no tenía intención de parar, y Naruto no se hallaba preparado para eso. Pero el corazón le dio un vuelco al verlo, reafirmándole que hacía lo correcto.

Pensaba quedarse en un motel en Billings durante los cinco días que faltaban para la boda; Sasuke lo miró ceñudo cuando le contó sus planes.

-No tiene sentido pagar un motel cuando puedes estar en el rancho.

-Sí que lo tiene. Primero, casi toda mi ropa de Nueva York aquí no me sirve y permanecerá en las maletas. He de comprarme prendas para Montana: vaqueros, botas y cosas por el estilo. No tiene sentido realizar un viaje adicional más adelante para comprarlas cuando ya estoy aquí.

Además, ahora no pienso quedarme solo contigo, y tú sabes la causa.

Le ciñó la cintura con las manos y lo pegó a él. Entrecerró los ojos.

-Porque te tendría debajo de mí apenas entrar en la casa.

-Sí. No estoy listo para iniciar esa parte de nuestra relación. Me encuentro cansado, nervioso y realmente no nos conocemos tan bien...

-Nos vamos a casar en cinco días. No vamos a conocernos mucho mejor entonces, pero no planeo pasar la noche de bodas solo.

-No lo harás -susurró Naruto.

-¿De modo que una de las condiciones para llevarte a la cama es ponerte primero un anillo en el dedo? -su voz adquirió un tono áspero.

Estaba enfadado y el no quería que lo estuviera; solo quería que lo entendiera.

-Eso no es todo. Si la boda se celebrara dentro de dos meses, estoy seguro de que nosotros... haríamos el amor antes de la ceremonia, pero no será así. Solo te pido un poco de tiempo para descansar y recuperarme.

Él lo estudió y notó las ojeras y la palidez de su piel. Había desarraigado toda su vida en una semana y la tensión emocional debía ser tan agotadora como el trabajo físico.

-Entonces duerme -dijo con voz profunda-. Descansa mucho, cariño. Lo necesitarás. Puedo esperar cinco días... a duras penas.

El durmió, pero la tensión emocional seguía pasándole factura. Iba a casarse; se dijo que era natural estar nervioso.

Cuando firmaron el acuerdo prenupcial en el bufete del abogado, fue otro día de tensión. Sasuke estaba de malhumor al pasar a recogerlo por el motel, de modo que realizaron el trayecto en silencio. Naruto no consideró que fuera un buen augurio para su matrimonio.

El acuerdo era breve y de fácil comprensión. En caso de divorcio, ambos mantenían las propiedades y bienes que tenían con anterioridad al matrimonio, y Naruto renunció a todos los derechos a pensión en cualquiera de sus formas. Sin embargo, se opuso a la condición de que él retenía la custodia de algún hijo que pudieran tener de su unión.

Un lugar en el corazónWhere stories live. Discover now