CINCO

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El despertador sonó a las cuatro y media. Sintió que él se estiraba a su lado y alargaba el brazo para acallar el insistente zumbido. Luego se sentó, bostezando, y encendió la lámpara. Naruto parpadeó ante el súbito resplandor de luz.

Despreocupadamente desnudo, se dirigió al cuarto de baño. El aprovechó la intimidad para saltar de la cama y ponerse la ropa. Se estaba enfundando los vaqueros cuando él salió para comenzar a vestirse. Demoró la mirada sobre sus piernas mientras el terminaba de subirse los vaqueros y se los abrochaba.

Mientras Sasuke se vestía, le observó cepillarse el pelo con varios movimientos rápidos. El cuerpo esbelto oscilaba con una gracia doncelina que le imposibilitaba apartar la vista. Recordó la sensación de estar entro de el la noche anterior, la estrechez y el calor, y en contra de su voluntad su entrepierna reaccionó. No podía tomarlo en ese momento; estaría demasiado sensible e irritado. Naruto había llorado la noche anterior, y cada lágrima lo había quemado. Podía esperar.

naru dejó el cepillo y comenzó a ahuecar las almohadas. Él se acercó para ayudarlo a hacer la cama, pero cuando Naruto echó hacia atrás el edredón para alisar las sábanas y vio las manchas rojas sobre el algodón, se quedó quieto.

Sasuke también miró las manchas, y se preguntó si el experimentaba algún placer recordando como le sucedía a él o si solo le llevarían a la memoria el dolor. Se inclinó y quitó las sábanas.

-La próxima vez será mejor -afirmó, y recibió una mirada tan solemne que tuvo ganas de tomarlo en brazos y mecerlo. Si el hubiera querido, le podría haber dado placer de otras maneras, pero había dejado bien claro que no estaba listo para eso. Tiró las sábanas al suelo Me encargaré de las tareas de la mañana mientras tú preparas el desayuno.

Naruto asintió.

-¿Te gustan las tortitas? -preguntó desde la puerta.

-Sí, y muchas -respondió.

De la última visita recordaba que le gustaba el café cargado. Al bajar las escaleras bostezó. Al llegar a la cocina se plantó en el centro de la estancia y miró en derredor. Era difícil saber por dónde empezar cuando desconocías dónde estaban las cosas.

Primero el café. Al menos la cafetera era automática. Encontró los filtros. Tuvo que adivinar la cantidad de beicon y salchichas para freír. Con lo mucho que él trabajaba, necesitaría bastantes alimentos, ya que normalmente quemaría de cuatro a cinco mil calorías al día. A medida que el aroma mezclado del café y la comida al freírse llenaba la habitación, por primera vez se dio cuenta de que cocinar sería una tarea constante. Tendría que familiarizarse mucho con algunos recetarios, ya que sus habilidades tendían a lo más básico.

Menos mal que tenía harina para las tortitas. Batió la masa, buscó el sirope y luego puso la mesa. No sabía cuánto tiempo debía darle antes de verter las tortitas en la sartén.

Una fuente enorme con beicon y salchichas estaba en la mesa antes de que Sasuke regresara del granero con un cubo con leche fresca. En cuanto abrió la puerta, Naruto vertió cuatro círculos de masa en la sartén. Él colocó la leche sobre la encimera y abrió el grifo para lavarse las manos.

-¿Cuánto falta para que el desayuno esté listo?

-Dos minutos. Las tortitas no tardan mucho -les dio la vuelta-. El café está preparado.

Se sirvió una taza y se apoyó en el armario al lado de él, observándolo vigilar las tortitas. Un par de minutos más tarde las apilaba sobre un plato y se lo entregaba.

-La mantequilla está en la mesa. Empieza con estas mientras preparo más.

Él llevó el plato a la mesa y empezó a comer. Había terminado la primera ronda de tortitas cuando llegó la segunda. Naruto vertió cuatro círculos más en la sartén .. Con esas completaba la docena. ¿Cuántas más iba a comer?

Un lugar en el corazónWhere stories live. Discover now