DIEZ

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Lauren

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Lauren

Todo lo que tenía que hacer era seducirlo y acostarme con él, sin más, pero las cosas se retorcieron a tal punto que no sé si terminar con ese maldito contrato o desafiar al árabe que se cree que no soy capaz de demostrarle lo que me pidió, sé que ante los ojos de otros hombres no soy valorada, pero tengo orgullo y es más poderoso que cualquier otra cosa.

—Ya les dije, señores que su amigo no es tan santo como les hace creer, al parecer tuvo un pasado bastante involucrado con las mujeres y ahora no sé si está fingiendo o realmente cambió— les explicó a los que me contrataron.

—Es imposible, duquesa, somos amigos desde hace años y nunca nos habló de haber estado con mujeres y mucho menos de su pasado— dice uno de los árabes.

—Quizás no confíe en ustedes.

—Miré, duquesa los días han ido pasando y no hubo resultado respecto a su trabajo, así que en vez de dar su opinión sobre nuestra amistad mejor céntrese en lo que sabe hacer, seducir a nuestro amigo y del resto nos encargamos nosotros.

Me tensé porque me sentí molesta por sus palabras, pero no dije nada al respecto.

—Continuaré con este trabajo para demostrarle a Amir que no va a ser él quien me rechace, pero lo hago por un desafío personal y no por su maldito contrato.

—Sea como sea, concluya ya esa maldita seducción.— Añadieron y se fueron mientras mi mirada se quedó perdida en un punto fijo. Las cosas se estaban empezando a complicar, nada era tan fácil como creí al principio y Amir me retó y no podía hacerme la débil después del encuentro de ayer.

Días después...

—¿Cuál es tu plan?—preguntó Carlos mientras terminaba de negociar con un cliente.

—Hay una cena de empresarios que cerrarán acuerdos a nivel internacional con otros empresarios londinenses, Amir estará ahí y le pedí a un amigo que me llevara como su acompañante.

—¿Le vas a dar celos al árabe?

—No, pero le haré entender que si no se acepta el pan cuando se le ofrece, no pretenda comérselo después cuando lo está comiendo otro.

A Carlos no le pareció buena idea, así que no preguntó mucho. Solo se limitó a hacer lo que le dije y después regrese a casa para prepararme para esta noche. ¿Cómo mierda le iba a demostrar ser tan fuerte y débil a la vez?

La caballerosidad de mi supuesto amigo es tan evidente que sus manos se pasan de la raya, pero era la única manera de que él me llevará a esa cena, así que cada vez que siento su tacto mis ojos se cierran y pienso en quien no debería, imaginándome como sus grandes y masculinas manos dibujan un sendero sobre mi piel.

—¿Está bien?— cuestiona Sergio.

—Sí— abrí los ojos de golpe y salí de esa burbuja que había formado mi mente a mi alrededor.

—Entremos— me sostiene de la cintura mientras nos abrían la puerta desde dentro, un camarero nos recibe con una cálida bienvenida.

—Buenas noches, señores— la voz de Sergio se hizo sonar entre ellos causando que todos nos miraran incluida la oscura mirada de Amir, lo examiné con la vista y dejé caer una leve sonrisa provocativa que causó en él una seriedad que al llegar no tenía, ya que sonreía con uno de los empresarios que estaba sentado frente a él.

—Buenas noches, señor Brown— saludan los presentes a Sergio.

—Déjenme presentarles a la señorita Evans— sonreí y ellos me hicieron lo mismo hasta que escuché a alguien decir «lo hermosa que era», alcé la mirada y era uno de los hombres que estaba cerca de Amir. La mirada tan intensa que me dedicó era tan profunda y fuerte que si las miradas mataran ahora mismo estaría muerta y enterrada.

Tomamos asiento al otro lado de la mesa y sus ojos dejaron de observarme para concentrarse en la conversación que estaba manteniendo antes de que entráramos. Sergio retiró un mechón que caía sobre mi rostro para luego ponerlo detrás de mi oreja, en ese instante creo que el tiempo se detuvo al sentir que estaba traicionando al hombre que tenía que seducir, pero ¿por qué? Si solo era un cliente y nada más.

Sonreí incómoda y después este susurró en mi oído—. Soy el más afortunado de todos, eres la compañía más hermosa que está sentada en esta mesa.

Ese acercamiento y Sergio sonriendo, llamó nuevamente la atención de Amir y él no dudó en interrumpir el momento para hablar con él.

—Señor, Brown ¿qué puede aportar su empresa a la sociedad que tal vez acepte con usted?

—Oh, señor Al Malik, muchísimas cosas positivas, estabilidad publicitaria, las publicaciones atraerán a más clientes, será la guirnalda del pastel la productividad y sobre todo las ventas de ambas empresas subirán y el beneficio será aún mayor de que ya tenemos trabajando por separado.

—Realmente no estoy muy convencido— contestó Amir y después dejó de mirar a Sergio para continuar hablando con el empresario que había a su lado.

Después de una rica cena, decidí abandonar la mesa para salir a la terraza a tomar un poco el aire, había mucha tensión entre nosotros y empezaba a ser evidente para los presentes.

—Cuando dije que me demostrarás ser fuerte y débil a la vez no me refería a dejarte ver con otro hombre— la voz de Amir suena a mis espaldas.

El corazón se me aceleró y un huracán en mi interior se desató al percibir su exquisita fragancia.

El corazón se me aceleró y un huracán en mi interior se desató al percibir su exquisita fragancia

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Pagada para seducir al ÁrabeWhere stories live. Discover now