VEINTIOCHO

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Lauren

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Lauren

Por más que intento sentir que mi matrimonio es real, hay algo que nos rompe la magia del momento, una palabra, una mirada perdida e incluso cuando me dejó a medias de una gran excitación, todo deja de tener sentido y mi pecho se encoge porque me doy cuenta de que no soy apropiada para ningún hombre y mucho menos para Amir.

—Ten, te lo manda Amir— Sarah me da una nota.

Esta noche era el inicio de la celebración de nuestra boda, según la tradición, dura tres días.

Abrí la nota que me dio Sarah.

—¿Piensas que las estrellas brillan más que tus ojos?, no Lauren hoy brillas más que ellas e incluso resplandeces más que los fuegos artificiales en un cielo oscuro.

Sonreí y me sobresalté al oír los fuegos artificiales explotar en el cielo, mientras sonreía de la emoción de las palabras de Amir.

—Lauren quiero que sepas que lo que pasó esta madrugada no fue porque pensara en los hombres en los que has estado, sino que siento que estás haciendo tu trabajo conmigo y por eso me detuve y no por lo que te dedicaste, ya te dije que no te juzgaré todos tenemos un pasado.

Detuve mis pasos al oír sus palabras, sé que es difícil y nadie dijo que no lo iba a ser, pero me siento rechazada.

—Me sentí rechazada nuevamente por ti, y esta vez fue más dura que la vez anterior en el hotel porque ahora sabías la verdad.

—Lauren solo quiero que me digas que acostarte conmigo no lo estás haciendo por trabajo sino porque quieres o por...— lo hago callar al acercarme rápidamente hacia él y me detengo a un milímetro de sus labios.

—Tener sexo contigo es lo que más deseo porque me gustas a tal punto que eres el único que lleno mis expectativas desde hace años y quiero sentir ese placer que solo lo conseguiré contigo, quiero hacer el amor y no solo tener sexo, pero contigo, Amir.

Sé que piensa que acostarme con él es parte del trato, pero no es así, no lo siento así no lo veo de ese modo, Amir me excita tanto que lo deseo con todo mi ser, y sí, me gusta muchísimo.

—¿En serio?— musitó Amir.

—Sí, habibi.

Se apodera de mis labios y me lleva al éxtasis, mientras conduce mi cuerpo hasta la habitación y la sensación más placentera se apropia de mi piel.

Amir tiene las manos tan ágiles que presionan los puntos más débiles de mí, segundos después lo siento duro, excitado mientras sus manos siguen el trayecto de mis caderas. Mis pupilas empiezan a dilatarse cuando percibí sus dedos deslizarse bajo el elástico de mis bragas, y su boca me devoraba ferozmente.

Repentinamente soltó mis labios y me observó antes de presionar su mano contra mi entrepierna.

— ¡Wow! —liberé de mi garganta y sonreí mientras su mano se pierde acariciándome libremente.

En cuanto terminó de hacerme ver la magia de su juguetona y poderosa mano, tome el control y me posicione encima de él.

Desabroche los botones de su pantalón, pero entonces coloca sus manos encima de las mías antes de haber desaparecido su bóxer.

—Oh!, sí, claro que sí, habibi —dije mientras él negó con la cabeza y después terminó por sonreír y apartó sus manos de las mías para continuar con el proceso de devolverle lo que me regalo.

Respire hondo al ver la dimensión de su miembro, alce la mirada y él sonrió al estilo burlón por la cara que se me quedo al ver lo que escondía, y su mirada decía "es lo que hay".

—¿Debería tener miedo?— pregunté y él soltó una carcajada.

—No te hará nada más que darte placer.

Entonces lo sostengo entre mi mano despacio, hasta tener el glande dentro de mi boca, tengo que admitir que mi excitación es tan fuerte que disfrutaba tanto o más que él al tener su maravilloso miembro entre mis labios.

—Madre mía su pene es tan sensual — pensé en mis adentros.

Continué mordisqueando suavemente la punta causando que su piel se erizara de placer. Seguí lamiendo su erecto amigo y él suspiraba entre gemidos y cuando sentí que no podía más me detuvo para apoderarse de mí. Su dura erección entró en mi apertura y empujó provocando un grito ahogado de mi garganta y es que lo sentí tan grande que mi cuerpo se tenía que adaptar a él, Amir intensificó sus movimientos y no tarde en llegar al segundo orgasmo, segundos después Amir llegó al clímax, pero antes de eso retiró su miembro para expulsar su esencia fuera de mi cuerpo.

—¿Te arrepientes?—cuestione mientras descansaba en su pecho.

—No, no me arrepiento, Lauren—Se sentía agotado.

Alce mi mirada hacia él y me sonrió mostrándome esos hermosos hoyuelos mientras sus ojos se estaban cerrando.

—Deberías descansar.

Amir gira su cuerpo hacia mí y lo tengo frente a frente, su mano yace en mi cintura y nos dormimos mientras nos mirábamos.

Pagada para seducir al ÁrabeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora