Verdad y cólera.

690 36 6
                                    


Princesa Rhosyn.

Solía pensar que los ataques por la noche eran mucho más interesantes e intensos que las batallas al mediodía. Recordaba cuando Narnia fue atacado por los telmarinos. Mi padre recibió un telegrama que decía que no participáramos en la guerra y simplemente nos mantuviéramos ocultos de ellos.

Nosotros queríamos ofrecer nuestras tropas, más no nos fue posible por las advertencias de los propios narnianos por miedo a una muerte segura en el campo de batalla.

Nos dolió en el corazón tener que dejar atrás a Narnia siendo atacada, pero lo hacíamos para proteger nuestros imperios. A pesar del esfuerzo por mantener a los telmarinos alejados de nuestras tierras, ellos nos encontraron de igual forma y destruyeron todo lo que alguna vez consideré un hogar. Incluso habíamos pensado que jamás se les ocurriría buscar en las islas contiguas.

No podía sacar de mi cabeza a mi padre y a Dastan. Recordaba vagamente las veces en la que se alistaban para las batallas, y un sentimiento de nostalgia me había llenado internamente cuando me encontré a mí misma poniéndome ropas de guerra.

Ver a mi padre cargando su espada o a Dastan afilando sus dagas no era lo mismo que encontrarme a mí misma ajustándome la ropa de batalla y cargando una filosa espada a mi cintura. A veces me preguntaba a mí misma si era lo suficientemente fuerte como para hacer esto, si acaso tenía la misma valentía que Dastan y mi padre tenían siempre que se lanzaban a luchar.

Me daba miedo no ser lo suficientemente valiente como para poder luchar, y especialmente después de haber invertido horas de mi vida practicando para que éste día llegara.

Hoy me demostraría a mí misma si era lo suficientemente fuerte para hacer esto. Y tal vez pueda honrar a la memoria de mi padre, de Dastan, si lo conseguía.

Los extrañaba muchísimo. Y dolía como el mismísimo infierno.

­­―¿Princesa Rhosyn, está lista? ­­―Me preguntó la Reina Susan, poniéndose a mi lado y sacándome de mis profundas cavilaciones.

Di un pequeño sobresalto y dirigí mi mirada hacia ella, con una sonrisa algo apenada.

­­―Claro.

Ambas comenzamos a caminar hacia las criaturas aladas que nos llevarían hasta el castillo de Miraz. De repente observé que Susan miraba a Lucy, quien se encontraba lejos de nosotras, con algo de remordimiento por dejarla.

­­―La Reina Lucy estará bien. ­­―Le aseguré a la muchacha de ojos celestes, quien me miró con algo de esperanza­­―. Los narnianos no dejarán que nada le pase.

­­―Eso espero. ­­―Respondió, con una sonrisa.

Montarme en las grandes criaturas aladas narnianas junto a la Reina Susan para comenzar la travesía hacia el castillo de Miraz fue una experiencia que nunca creí que podría llegar a vivir en mi vida pero que, sin embargo, fue totalmente inolvidable.

Las criaturas nos dejaron en un anexo junto a Caspian y a Peter. Los cuatro nos cubrimos las espaldas y vigilamos ambos lados del anexo para asegurarnos de que ningún telmarino venga.

­­―Tenemos que buscar al profesor. ­­―Recordó Caspian.

Todos comenzamos a seguirlo. Mientras corríamos detrás de él pensaba en cuán importante parecía ser el profesor. Me emocionaba de cierta forma puesto que pensaba que podríamos llegar a tiempo para llevárnoslo.

Proyectaba a mi propio padre o tal vez a Dastan en lo que el profesor significaba para Caspian. Era importante ayudarlo ya que sabía perfectamente lo que sentiría al perderlo, en especial después de haber perdido todo lo que creíste tener en la palma de tu mano. Recordaba haber sentido que era como arena que se escapaba de entre mis dedos.

❝𝙏𝙝𝙚 𝙉𝙤𝙧𝙩𝙝 𝙄𝙨𝙡𝙖𝙣𝙙𝙨' 𝙌𝙪𝙚𝙚𝙣❞ [𝙋𝙚𝙩𝙚𝙧 𝙋𝙚𝙫𝙚𝙣𝙨𝙞𝙚]Where stories live. Discover now