Los cuatro reyes de antaño.

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Princesa Rhosyn.

­­­­―Caspian, no vayas. ­­―Le susurré nuevamente al pelinegro, dejando mis modales de lado, algo que claramente no me hacía mucha gracia. Había trabajado muchos años en mis modales como para perderlos por un muchacho que no escucha sugerencias.

Un minotauro bastante capaz y quizás tres veces más fuerte que el Príncipe Caspian estaba custodiando la zona, pero había una niña merodeando por ahí de la cual el minotauro no se había percatado. Con ella, había un muchacho, pero no podía verle el rostro ni nada de eso porque estaban de espaldas a nosotros.

Los hemos vigilado a ambos desde que la niña comenzó a recorrer el bosque sola hace unos minutos atrás, para ver qué sucedía con ellos y por qué estaban allí. Varios narnianos los observábamos en silencio, simplemente a la espera de lo que podrían hacer, pero el Príncipe Caspian era el único inquieto por saltar sobre ellos.

Estaba intentando decirle que simplemente se calmara, que sólo eran dos jóvenes merodeando el bosque sin hacer nada malo. Pero cuando el muchacho de cabellos dorados sacó su espada y comenzó a caminar hasta el minotauro, en un acto de valentía un tanto increíble, Caspian no pudo contenerse.

Salió a chocar espadas con el muchacho de cabello color oro y ojos claros por lo poco que podía ver desde aquí. Ellos pelearon hasta que se desarmaron el uno al otro. Decidí que era suficiente de ambos cuando vi a Caspian intentando sacar la espada del otro muchacho de la corteza de una árbol, y al pelirrubio tomando una piedra para atacar a Caspian.

¿Qué les pasaba a los chicos de ahora? ¿Acaso lo único que sabían era pelear el uno con el otro por ningún motivo aparente? ¿Qué no tenían nada mejor que hacer en sus casas que chocar espadas con otras personas?

­­―¡Ya basta, ya basta! ­­―Exclamé, saliendo de mi escondite, con un aire totalmente cansado que expresaba mi completa falta de entendimiento a éstos pleitos que sólo generaban más violencia y confusión. Que, claramente, podrían arreglarse hablando.

Ambos se detuvieron entonces. El muchacho de cabellos claros con la roca entre sus dedos, y Caspian sacó la espada enterrada en la corteza de aquel árbol.

Entonces aparecieron todos los narnianos a nuestro alrededor, pero Caspian aún sostenía la espada de su oponente contra él. Realmente no podía tratar con un muchacho tan terco, y yo misma aceptaba ser una mujer terca pero no al igual que él.

Me agradaba bastante, incluso le había entregado en confianza las facultades más importantes para mí: la confianza y la lealtad. Y, aunque esperaba que él fuera nuestro salvador con toda mi alma, no estaba segura de que lo fuera.

­­―¿Príncipe Caspian? ­­―Preguntó el oponente del aludido, a quien aún no había podido ver directamente a los ojos.

­­―Sí. ­­―Respondió el pelinegro­­―. ¿Y quién eres tú?

Esa parecía ser la pregunta perfecta, pero algo dentro de mí estaba gritándome la respuesta al reparar en la espada que el Príncipe Caspian tenía entre sus manos.

­­―¡Peter! ­­―Exclamó una voz a mis espaldas.

Me giré a verlos. La niña que merodeaba por el bosque, la muchacha que había gritado el nombre del pelirrubio y el muchacho de cabellos negros. Eran ellos.

Y al estar justo frente a ellos, me maravillé. Pensé para mis adentros que quería golpear al cabezadura de Caspian, pero lo olvidé completamente cuando los contemplé.

El Gran Rey Peter, el magnífico. La Reina Susan, la benévola. El Rey Edmund, el justo. Y la Reina Lucy, la valiente.

Todos aquellos héroes antiguos estaban justo frente a mí y todavía no podía concernir ese hecho. Era magia. Era una de las muestras más grandes de magia que tuve en toda mi vida. Los cuatro reyes de antaño reunidos frente a mí y con un aspecto... que no era el que esperaba. Se veían jóvenes, incluso un poco más jóvenes que yo, menos Peter. Él aparentaba ser un poco más grande de lo que seguramente era.

❝𝙏𝙝𝙚 𝙉𝙤𝙧𝙩𝙝 𝙄𝙨𝙡𝙖𝙣𝙙𝙨' 𝙌𝙪𝙚𝙚𝙣❞ [𝙋𝙚𝙩𝙚𝙧 𝙋𝙚𝙫𝙚𝙣𝙨𝙞𝙚]Where stories live. Discover now