entrenamiento

1.3K 174 4
                                    

Al día siguiente, después de desayunar, Zenda nos dirigió a mi y a Bryana a la sala de entrenamiento el cual se encontraba en la parte de abajo del centro de entrenamiento. Blight ni se molestaba en hablarnos, o al menos a mi, lo he visto interactuar unas cuantas veces con Bryana pero nunca a hablado conmigo, supongo que hacer lo mismo por años es demasiada presión, entiendo el por que nos da por muertos.

Somos de los primeros en llegar, todos vestían de la misma manera, pantalones sueltos militares y una playera negra con tenis deportivos. Todos miraban al entrenador en jefe esperando a que de la orden de que iniciemos nuestro entrenamiento en alguno de los diferentes puestos. El empezó a hablar sobre las diferentes habilidades que podemos adquirir en la sala de entrenamiento. Miraba el lugar con atención, lo primero que vi fue el puesto de camuflaje y a su lado, el de trampas. Cuando nos dan la orden de empezar nuestro entrenamiento, Bryana toma mi mano y me guía a la parte de plantas, yo la sigo con una ligera sonrisa.

Aquí aprendimos diferentes tipos de plantas y frutas que nos pueden matar o con un solo toque o con solo morderlas, fue bastante útil si soy honesto, soy tan torpe que podría morirme por solo comer una baya venenosa o alterada genéticamente. Nuestro siguiente paso fue hasta los cuchillos, Bryana quería aprender a usarlos y no se lo negué, el instructor nos enseño la mejor manera de aventarlos, aprendí rápidamente, el cuchillo es mas ligero que una hacha, fue fácil acostumbrarme a el. Mi pequeña compañera me pidió separarnos, la vi irse al puesto de camuflaje.

En cambio yo, decidí aprender mas sobre armas, lo único que conocía era la hacha y hasta hace unos momentos, el cuchillo. Analice cada arma hasta que escucho un carraspeo en mi espalda, me encuentro con una chica pelinegra que sonreía.

— Eres el chico flores, mucho gusto, soy Daya Sharman, distrito 4—Dice extendiendo su mano, la tomo con una sonrisa— ¿Te gustan las espadas? — Dice viendo la que tengo en la mano izquierda.

—No se usarlas, pero he leído algunos libros sobre reyes que las usaron para ganar batallas— Sonrió viendo el arma.

— Te puedo enseñar...si tu quieres—Dice sonriendo.

— Okay — Le devuelvo la sonrisa. Los dos caminamos al puesto de lucha cuerpo a cuerpo ya que nadie parecía querer utilizarlo. Me enseño varias técnicas de combate con la espalda y algunas cuerpo a cuerpo por si pierdo mi espada en algún momento de la batalla. Peleamos con la espada un par de veces en las cuales ella me gano, pero con algo de practica, probablemente ganare el algún punto de estos 3 días.

Al terminar, nos separamos pues decido ir al puesto de trampas y ella al de camuflaje. En el de trampas me enseñaron a hacer cosas simples pero eficaces, esperaba al menos poder atrapar algunos conejos para que Bryana comiera en el campo. Mi ultimo destino del día fue el puesto de supervivencia, estaba claro que no quería aprender a hacer una fogata, sería como decirle a mis enemigos mi ubicación exacta pero al menos aprender a casar me vendría genial.





Al terminar el día, Bryana y yo nos dirigimos a nuestra planta, me venia contando sobre lo que aprendió en camuflaje, me enseño su brazo el cual parecía un pequeño árbol, luego me conto que era buena trepando arboles por ser tan pequeña, como una ardilla. Ella siguió hablando y yo escuchaba atento. Entramos a nuestro piso encontrándonos con Zenda hablando animadamente mientras Blight tenia cara de querer matarla.

— ¡Mis amores! ¿Cómo les fue en su primer día?— Pregunta emocionada sentándonos a los dos en el sillón, Bryana hablaba con Zenda con tranquilidad, Blight se paro de su lugar y se fue a su habitación, decidí seguirlo para preguntarle el por que no habla con nosotros.

— ¡Blight!— Grito para que me escuche y logro mi cometido— ¿Por que nunca nos hablas? Necesitamos saber que hacer en...literalmente todas partes.

—De todos modos van a morir, es lo único que tienes que saber— Dice dándose la vuelta para seguir su camino, pero lo tomo de la camisa y lo aviento a la pared poniendo mi mano en su pecho para que no se mueva.

— ¡Ella no tiene que morir!— Le grito — Te necesitamos —Aflojo mi agarre un poco, Blight me avienta a la pared, en ese momento, Zenda ya había llegado exclamando que deberíamos calmarnos.

— No me interesa lo que les pase — Me susurra.

—Debería, eres nuestro mentor, deberías comportarte como tal y decirnos que hacer, conseguirnos patrocinadores— Digo con un fuerte tono de mi voz antes de irme de ahí para irme directo a mi habitación.

Cierro la puerta con fuerza escuchando como Zenda me dice <<¡No cierres la puerta de ese modo jovencito!>>. Me aviento a la cama pensando en lo que pasaría de ahora en adelante, no estaba completamente seguro de que hora era, no tenía ganas de cenar, corrección, se me quitaron las ganas de comer.

Después de analizar mis opciones en el campo mientras veía la gran pantalla cambiar de imagen, decidí ir al campo de entrenamiento, en algún punto del día, específicamente en el comedor a la hora de la comida, decían que la sala de entrenamiento estaba abierta a cualquier hora del día así que decidí comprobar si era cierto.

Bajaba por el elevador, me sorprendió que nadie en el piso me escuchara salir. Al salir del elevador, me dirigí a mi destino y efectivamente, estaba abierto, me pregunto si no les preocupa que uno de sus concursantes se suicide al entrar aquí y simplemente tomar un cuchillo, supongo que no les interesa. Camino a la parte de armas y tomo un hacha, sonrió al verla, me recuerda a casa.

Suelto un suspiro y juego con ella un poco, y así con algunas otras armas hasta que un carraspeo me interrumpe en mi intento de practicar con la espada. Volteo a ver por donde provenía el sonido encontrándome con el mismo chico bronce, Finnick.

—Veo que los del distrito 4 tienen una tendencia a carraspear cuando quieren hablar con alguien— Digo dejando la espada en su lugar para luego meter mis manos a mis bolsillos.

—¿Hablaste con uno de mis chicos?—Pregunta sentándose en la plataforma de en medio.

—Daya se acerco a enseñarme a usar la espada un poco—Sonrió viendo la espada—Pero sigo siendo pésimo, el hacha es lo mío.

—Estoy seguro que ganaras los juegos —Me dice viéndome atento mientras yo rio.

—Si gano yo, no podría vivir con el hecho de que mate a personas para llegar a ese punto—Vuelvo a la mueca de antes.

—Un psicologo ayuda—Dice Finnick parándose de donde estaba sentado.

—De todos modos, es imposible ganar, mi mentor no planea ayudarnos—Lo veo analizando las armas.

—Ahora me tienes a mi—Sonríe tomando el tridente que estaba entre la espada y unos cuantos cuchillos—Yo te entrenare.

—¿Eso es legal?—Pregunto frunciendo el ceño.

—No, pero nadie se tiene que enterar—Sonríe recargando su peso en el tridente. Asiento mientras lo veo aun con el ceño fruncido. Era una gran propuesto, pero ¿Y si solamente era una trampa para conocer mis debilidades y así sus tributos podían ganarme?

—¿Cómo se que solo me estas utilizando?—Pregunto frunciendo el ceño.

Finnick sonríe dejando el tridente a un lado— No lo sabes.

Ruedo los ojos y sonrió— Me pregunto si haces esto todos los años, ¿Vas a querer algo a cambio?—Me cruzo de hombros, me sorprende el frio que hacia en el lugar.

—Mi único cobro son secretos, pero como eres lindo, será gratis, un secreto entre nosotros—Dice acercándose a mí, demasiado cerca de mi, espero no parecer nervioso. Trago duro viendo sus ojos color verde mar.

—Acepto—Digo bajito sin poder moverme, no entendía por que me ponía tan nervioso cuando el estaba cerca.

—Nos vemos aquí, mañana, a la misma hora—Sonríe analizándome por ultima vez para luego retirarse. Cuando veo que efectivamente se fue, suelto un gran suspiro. Nunca me había sentido tan intimidado en mi vida.

control - The Hunger GamesWhere stories live. Discover now