40. INTERRUPCIONES

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Cuando llegaron a la habitación de las chicas, Hugo empezó a besar a Eva, y entre una cosa y otra acabaron tumbados en la cama de Eva medio desnudos. Cuando las cosas estaban empezando a subirse más de tono, algo les interrumpió.

- ¡Evaaaaaaaaaa! ¡Ábreme! – chilló Anne al otro lado de la puerta – ¡que ya tenemos el cuento!

- ¡Quita, quita! – dijo Eva saliendo de debajo de Hugo – ponte algo va, que les abro.

- Madre mía... y yo que pensaba que viviendo juntos íbamos a tener nuestro espacio – dijo Hugo medio enfadado – vaya tela con los enanos.

- Sí claro, con nuestros padres y nuestros hermanos por el medio... ¿en serio pensabas que iba a ser así de fácil? – dijo Eva riendo.

- La esperanza no la había perdido hasta ahora – confesó Hugo.

- Va, les abro ¿eh?

Eva abrió la puerta y Gerard y Anne entraron hablando rapidísimo y a la vez.

- A ver, a ver, de uno en uno que si no, no nos enteramos – dijo Eva.

- Yo primero – dijo Anne.

- Jolín Anne siempre tú primera – dijo Gerard enfadado.

- Pues el cuento que habíamos pensado es... - empezó Anne.

- La Bella y la Bestia – se le adelantó Gerard.

- Jo Gerard! Que se lo quería decir yo – dijo Anne cruzándose de brazos.

- ¿La Bella y la Bestia? ¿Y de qué haré yo? – preguntó Hugo divertido sabiendo que le tocaría hacer de Bestia.

- ¡Pues de Bestia! – contestó Gerard – Eva será Bella, y Anne la señora Potts.

- ¡No quiero ser la señora Potts! ¡Quiero ser Ding-dong!

- Vale tú Ding-Dong y yo Lumier – dijo Gerard aceptando su derrota.

- Y sólo haremos un trocito de la obra – aclaró Anne – solo el final, cuando Bella le dice a la Bestia que se casará con él, y él se vuelve humano. Y Ding-dong y Lumier ayudan a los dos a prepararse para la boda.

Los niños estaban sonrientes, Eva y Hugo también; por la mente de ambos pasaba la imagen del día que Hugo le pidió que se casara con él en un futuro, y la idea de una posible boda aunque fuera ficticia les hacía sonreír más aún.

Gerard y Anne se fueron a preparar los disfraces; tenían que buscar el material y después dibujar y pintar todo, querían que fuera como una boda de verdad.

Eva y Hugo se quedaron otra vez solos en la habitación de las chicas.

- ¿Con que la parte de la boda, eh? – dijo Hugo besando a Eva.

- Ya ves, estos niños, ni que supieran que estamos prometidos – rió Eva mientras le correspondía el beso y la cosa subía de temperatura.

Te necesitoWhere stories live. Discover now