VII

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El primer trueno cae sin previo aviso rompiendo el cielo en dos. Una fiera lluvia abraza entonces la ciudad, que es atacada con fuerzas kilométricas de agua que estallan al chocar contra el suelo a gran velocidad. Las personas que hasta ese momento disfrutaban de la noche del sábado en la calle se ven asaltados por la imprevista lluvia y corren dentro de los bares o en busca de algún toldo en el que aguardar a la espera de que escampe. Aun así, con el pasar de los minutos solo empeora y no tiene pinta de que vaya a parar pronto. El cielo se comienza a llenar de destellos enseguida y, posteriormente, la ciudad se sacude en su rugido, anunciando que será el fin de la noche para aquellos fiesteros que tuvieran intención de trasnochar.

Tadashi se encuentran hecho una bolita en la cama desde que escuchó el primer gran trueno. Apenas ha conseguido reunir el valor de salir de debajo de las mantas. Le late el corazón a mil por hora y el mínimo sonido (como, por ejemplo, el del crujir de un mueble) hace que dé un brinco y se quede sin respiración un breve período de tiempo. Las tormentas siempre le ponen muy nervioso, desde pequeño ha tenido un inusual miedo a ellas.

Calcula que será adentrada la madrugada, porque ya llevaba rato dormido cuando se despertó asustado a causa del fuerte temporal. No quiere molestar al mayor tan tarde por algo tan infantil como su miedo a las tormentas, pero cuando por la ventana del cuarto de invitados en el que está se cuela el viento y un silbido hace que se lo ponga la piel de gallina, estira la mano para, aunque sea, dejar la luz encendida esa noche.

Pero cuando le da al interruptor, la luz no se enciende.

Y ahí comienza a entrar en verdadero pánico.

Unos minutos antes, Tsukishima se ha despertado y ha ido hasta la cocina a por un vaso de agua. No hcae el intento de encender ninguna luz porque sus ojos estaban acostumbrados ya a la oscuridad (lleva media hora despierto mirando el techo de su habitación), por lo que no es consciente de que no hay electricidad. Lo cierto es que ha estado un rato viendo a través de los grandes ventanales cómo parecía caer un fuerte diluvio fuera, y ha visto fuertes destellos a causa de la tormenta. Cuando comienza a tener frío decide volver a su cuarto.

En el mismo tiempo que Tsukishima ha tardado en ir hasta la cocina, Yamaguchi ha salido de la habitación tapado hasta la cabeza con una manta y ha llamado a la puerta del mayor suavemente (claro, él no sabía que Kei acababa de salir). Como no obtuvo respuesta simplemente se ha metido dentro, no sin antes murmurar un suave "¿Tsukki?". Se ha acercado a la cama temblando y, cuando ha visto que estaba vacía, a su miedo hacia las tormentas se le ha sumado su miedo de estar solo en la oscuridad y se ha lanzado a la cama para taparse hasta la cabeza con las sábanas del contrario.

Cuando kei vuelve a paso tranquilo a su cuarto minutos después no se da cuenta de que la puerta que él cerró ahora está abierta. Se dirige hasta su cama y, con cansancio, se agacha para retirar la sábana y meterse debajo. Justo cuando la retira y pone una mano en el colchón, la luz de un rayo alumbra por un segundo la habitación y ve cómo justo dónde se iba a tumbar está Yamaguchi mirándole con los ojos desorbitados. Tsukishima reacciona y va a retirarse rápidamente, pero un fuerte trueno vuelve a escucharse y Yamaguchi actúa por acto reflejo levantándose para abrazarle muy fuerte. La cosa termina con el menor sentado en la cama y abrazo al pecho de Kei, quien mantiene el equilibrio con un pie apoyado en el suelo y la rodilla de su otra pierna apoyada en el colchón.

El corazón de Yamaguchi late rápido, mucho. Los brazos que le sujetan le parecen irreales, más frágiles de lo que aparentan a simple vista. Siente alguno de sus huesos y cómo aprieta el abrazo entre leves temblores causados por el miedo. Al principio Kei aguanta la respiración intentando ubicarse. Su amigo siempre ha sido muy miedica y eso parece algo que no ha cambiado con el paso del tiempo. No se mueve ni un centímetro, intentando asimilar un contacto tan simple, pero para él tan íntimo. Se avergüenza consigo mismo por sentirse de esa manera por un simple abrazo y, cuando deja de retener la respiración y el aroma a coco del pelo del contrario inunda sus sentidos, sabe que es mejor separarse de él lo antes posible.

I Belong Where You Belong | TsukiyamaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora