VIII (segunda parte)

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Sé que no tocaba capítulo, pero... ¿sorpresa? Os dejo por aquí la segunda parte del que publiqué el otro día. Espero que estéis disfrutando la historia! 💖
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Bokuto, que se ha empeñado en acompañarle, ha resultado ser buen guía. El lunes a primera hora se presenta en la puerta con una gorra negra y gafas de sol (según él, para que no le reconozcan) y le dirige el resto de la mañana hacia los lugares donde tiene acordadas las visitas con una sonrisa y mucho ánimo. Como la semana anterior Tadashi habló con varios agentes inmobiliarios, se tienen que mover de una punta de la ciudad a otra varias veces, pero gracias a que Bokuto lleva bien eso de los horarios de los trenes y, encima, se sabe los atajos de memoria, no pierden ninguna de las citas. Lo de ocultar su identidad no resulta tan bien, porque muchas personas le reconocen en varias ocasiones.

En ese momento ya es casi pasado mediodía y el estómago de ambos está demandando comida cuando entran en el uno de los edificios que llamaron la atención del pecoso la semana anterior. La mujer que se lo enseña se disculpa un par de veces con ellos por haber concertado la visita a esa hora, pero alega que es porque es un inmueble muy solicitado y tiene que enseñárselo a unos cuantos ejecutivos de una compañía que estaba interesado en él por la tarde. Yamaguchi no sabe si es cierto o si solo es una estrategia para incitarle a que compre rápido. Tampoco lo tiene mucho en cuenta.

--Yo creo que con una reforma puede convertirse en un sitio magnífico --suelta Bokuto a su lado, haciendo que el eco de su voz resuene por toda la estancia y vacía, mientras se para delante de los limpios y grandes ventanales.

Yamaguchi está callado, mirando las vistas de la ciudad. El lugar estaba mejor cuidado de lo que esperaba y es incluso más grande de lo que parecía desde fuera. Además, cuenta con unas plantas subterráneas que podrían servir para los estudios insonorizados de las bandas. Tiene que hacer un fuerte ejercicio de imaginación para visualizar ese enorme edificio vacío y sucio como una nueva sede, pero cuando lo hace, tiene el presentimiento de que es probable que, de hecho, ese sea un buen lugar.

Apunta algunas cosas en su agenda, rodea el número de la agente y se apunta que tiene que llamar a su jefe en cuanto tenga algo de tiempo.

--Yo también lo creo.

La mejor parte de haber sido acompañado es que, cuando han acabado lo que tenían que hacer, se leen la mente el uno al otro y se dirigen al bar más cercano sin siquiera mediar palabra.

Bokuto pide unas cervezas por los dos y continúa hablando hasta por los codos mientras él estira las piernas, que le duelen por haber estado todo el día de pie. Tadashi intenta seguirle el ritmo para no parecer maleducado y le pregunta por su equipo y por su vida como jugador "estrella". La conversación no va muy bien por ese camino: Koutarou no se lleva bien con su equipo y le dice que, en realidad, de lo más interesante que tiene para hablar son sus entrenamientos.

Entrena todos los días. Se levanta a las seis de la mañana para ir a correr (a veces Kuroo le acompaña cuando están juntos) y para el mediodía ya ha trabajado sus remates en las instalaciones del club. El resto del día lo enfoca en diferentes ejercicios para mantener su condición física. Para cuando llega a casa muchas veces es de madrugada y está tan cansado que a veces incluso duerme el sofá porque no es capaz de llegar a la habitación. Los únicos días que tiene "libres" son los fines de semana, aunque le explica que esa semana en concreto está de vacaciones (le confiesa que, aun así, ha salido a correr muy temprano).

Tadashi sobreentiende que no tiene muchos amigos porque no tiene tiempo para ello. Obviamente Kuroo y Tsukki lo son, pero duda de que haya muchos más (puede que por eso ese afán de ayudarle y ser tan simpático con él). Aun así, nota que hay algo que se le está escapando. Puede que sea un tema que el contrario esté evitando, pero igualmente la pregunta sale de sus labios.

I Belong Where You Belong | TsukiyamaWhere stories live. Discover now