VII

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Harry tenía la punta de su nariz manchada de helado de chocolate y Louis no podía creer que el omega frente a él pudiera ser más tierno que en aquel momento. Con una amplia sonrisa y una servilleta de papel limpió la nariz del rizado, que se sonrojó bajo su tacto y agradeció al alfa en un susurro casi inaudible, pero que Louis pudo escuchar.

Habían pasado la tarde juntos en el centro comercial, el alfa agradecía enormemente haber llevado al omega consigo pues no tardaron demasiado en encontrar el regalo perfecto para Lottie, claro cortesía de Harry. Con tiempo de sobra habían ido al cine, a comer hamburguesas y finalmente a saciar el antojo del chico de ojos verdes por un helado de chocolate.

Realmente se sentían bien juntos.

En un momento rozaron sus manos y ambos creían que morirían en ese instante, sentían chispas pero no lo reconocerían frente al otro, al menos no por el momento, simplemente se apartaron con sus mejillas sonrojadas y miraron al otro de reojo.

– Creo que va siendo hora de llevarte a casa o Liam me matará.

– Yo tendría más miedo de la rubia.

Al ver el rostro confuso del alfa solo pudo soltar una carcajada que fue melodiosa para los oídos de Louis.

– Niall.

– Niall no mataría ni a una mosca.

Nuevamente Harry rió pues el chico a su lado realmente no conocía a su amigo y eso era evidente.

– ¿Cómo conociste a Ash?

– ¿Irwin? Era el capitán del equipo de fútbol del instituto, y yo su mejor mediocampista.

– Egocéntrico.

Ambos rieron y el alfa fingió molestarse cuando Harry golpeó su pecho. Sin embargo no les duró mucho pues las risas resurgieron en el camino de regreso a casa de Harry. Cuando llegaron quedaba poco del cucurucho del rizado y sin pensarlo demasiado el de ojos azules le dio una mordida, ocasionando que Harry le gritara y golpeara su brazo.

– Alfa bobo, mi helado.

Al ver el puchero Louis solo quiso besarlo, pero se contuvo, no supo de donde sacó la fuerza de voluntad pero logró contenerse y simplemente sonrió al omega.

– Lo siento, omega, lo siento, te prometo que mañana te compraré otro, ¿si?

Louis ni siquiera notó cómo había llamado a Harry, fue tan natural para él que pasó desapercibido, cosa que no ocurrió con Harry, pues en su cabeza se repetía una y otra vez la voz de Louis llamándole omega.

– No es necesario, ya tienes el regalo de Charlotte.

– Lottie, no le gusta que le digan Charlotte. Y me gustaría salir contigo mañana, Harry.

– ¿U-Una cita?

Realmente quería golpearse por no poder decirlo todo de golpe, pero la sola idea de tener una cita con Louis era más de lo que podía soñar, aunque si lo pensaba bien habían tenido una cita ese día. Sí, era definitivamente una cita.

– Sí, claro, si a ti te parece bien.

– Claro, hasta mañana Louis.

Con rapidez Harry besó la mejilla del mayor y corrió hacia su casa, cerrando la puerta tras él y deslizándose hasta el suelo con cara de idiota enamorado.

Fue en el momento en el que sintió la puerta cerrarse mientras acariciaba su propia mejilla donde Harry había besado segundos atrás cuando cayó en la cuenta de que había llamado a su omega de esa forma, y quería darse en la cabeza contra la pared, pero el rizado había aceptado su cita al día siguiente, así que estaba más que contento por ello.

Flores Salvajes || L.SWhere stories live. Discover now