Infierno

Los Sokolov

Katrina...

-          ¡GABRIEL! – grito furiosa - ¡maldito imbécil! – lo veo salir de la habitación ignorándome por completo lo que me enfurece más de lo que estoy.

-          Hija cálmate – dice mi padre sujetándome cuando trato de ir tras Gabriel. - ¿qué sucede?

-          Es un imbécil – digo furiosa sentándome en el borde de la cama mientras mi padre y hermanos me observan.

-          ¿Que sucedió? – pregunta Sebastián sentándose a mi lado.

-          Se negó a estar en la fiesta con nosotros – digo cruzándome de brazos a lo que todos sonríen – le compre un Givenchi, en el que se verá muy caliente.

-          Por Dios, Katrina somos tus hermanos – dice Diego tapándose los oídos.

-          ¿Te dio alguna razón? – pregunta Santiago mientras besa mi frente – mi niña caprichosa.

-          Que su trabajo es estar afuera cuidando de nosotros – respondo aún molesta. – quiero casarme con él. – los observo a todos.

-          Estábamos posponiendo esta conversación – dice Sebastián observando a papá.

-          ¿Qué sucede? – pregunta papá observándonos.

-          Katrina quiere casarse con Gabriel - dice Santiago negando con la cabeza.

-          Acabas de conocerlo – dice papá observándome – dijiste que te gustaba no que quisieras casarte con él.

-          Quiero una relación real con él... - comienzo a decir pero Miguel me interrumpe.

-          Por tu apariencia se nota que es muy real – dice haciendo que todos frunzan el ceño.

-          Quiero que este a mi lado, no como escolta sino como mi esposo, quiero evitar discusiones como la que acabamos de tener – digo poniéndome de pie para ir junto a mi padre.

-          ¿Estas enamorada de él? -  Pregunta mi padre tomándome de las manos. Analizo su pregunta y me doy cuenta que no se que significa realmente estar enamorado de una persona.

-          No podría decírtelo – digo observándolos a todos – se lo que significa amarlos a ustedes seis y a mamá, pero jamás he sabido lo que es amar a otra persona – respiro profundamente – la noche en que conocí a Gabriel, una escalofrío me recorrió el cuerpo al vernos a los ojos, desde entonces siempre tengo la necesidad de tenerlo cerca. – observo a mi padre – él me da calma y tranquila. Hace unos días después de mucho tiempo pude dormir una noche completa. Junto a él no tengo que ser Katrina Rivera, simplemente soy yo. – mi padre sonríe nostálgico para después besar mi cabeza.

-          Por que no te quedaste pequeña – dice y mis hermanos asienten con la cabeza – es hora de vestirnos para la fiesta o vuestra madre nos golpeará.

Veo que todos salen de la habitación excepto Sebastián que me observa pensativo. Camino hasta él sentándome a su lado.

-          ¿Por que creciste? – dice abrazándome por los hombros.

-          ¿Crees que estuvo mal dispararle? – pregunto a lo que él estalla en una sonora carcajada.

-          No es como yo soluciono las cosas con mi esposa, pero eres impulsiva y él un hombre orgulloso – dice mi hermano risueño – tienes mi apoyo – besa mi cien – a vestirse señorita o mamá va a golpearnos – se pone de pie y yo con él.