Te amo

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Gabriel…
Salgo de la mansión caminando hasta la casa de los empleados donde me encuentro a Jorge salir se la ducha.
- Buenos días señor – dice muy serio, frunzo el ceño.
- No tienes que hacerlo – digo mientras me siento en el borde de la cama – que me haya casado con Katrina no quiere decir que sea parte de los Rivera, así que no tienen por qué darme un trato especial.
- Es bueno saberlo - dice mientras se viste.
- ¿Algo que deba saber? – pregunto cambiándose de ropa.
- Las cosas se están complicando – dice preocupado – debes saber que los Rivera poseen muchos negocios. Droga, armas, obras de arte entre algunos otros – me vuelvo a observarlo – pero hay algo con lo que nunca se han relacionado, ni negociado y es con la trata de blancas. – asiento con la cabeza – eso es algo infranqueable e imperdonable para los Rivera. 
- ¿Tiene algo que ver con el viaje? – pregunto muy interesado.
- Si, uno de los hombres de los confianza de los Rivera los traiciono, esta aliado con Breno y los Magdy. – responde mientras se pone las botas – como la señora Katrina asesinó a Martina todo se esta complicando.
- Siendo así, voy a necesitar mucho de ti para mantenerla como con vida – lo observo a los ojos y él asiente con la cabeza.
- Señor Gabriel – escucho que me llaman, levanto la cabeza encontrándome con Mario.
- No tienes por qué tratarme con tanta formalidad – le digo poniéndome de pie.
- La señora Katrina te busca – me informa a lo que yo asiento con la cabeza – por cierto, felicitaciones.
- Es hora de irnos – digo saliendo de la habitación en busca de mi esposa que se encuentra en la entrada luciendo ardiente como el Infierno enfundada en un conjunto de falda y top rojo, con tenis blancos.

 
-	Es hora de irnos – digo saliendo de la habitación en busca de mi esposa que se encuentra en la entrada luciendo ardiente como el Infierno enfundada en un conjunto de falda y top rojo, con tenis blancos

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Voy hasta ella y la abrazo por la cintura.
- Estás preciosa Infierno – la beso pero ella me observa molesta.
- Estoy enojada contigo – dice cruzándose de brazos mientras beso cuello.
- ¿Qué pasa mi Infierno? – digo besándola ya que me fascina todo en ella.
- Lo que sucedió en el desayuno  - dice haciendo un tierno puchero.
- Infierno, no quiero tratos especiales – digo besándola – lo único que me importa eres tú, nada más.
- Esta bien – me abraza por el cuello mirándome a los ojos y yo me pierdo en el azul de los suyos. – debemos irnos.
- Ya todo está listo, jefa – digo a lo que ella baja una de sus manos hasta mi miembro acariciándolo sobre el pantalón. – no me hagas esto, infierno que debemos irnos 
- En el avión yo podría decirte- se acerca a mi oído haciéndome estremecer – señor – dice en tono seductor haciendo que me empalme al instante. Sin más ella se aleja con una sonrisa traviesa.
En un instante nos ponemos en marcha al aeropuerto, donde nos espera el avión que abordamos apenas llegamos. Noto que nos acompañan más hombres lo que me tranquiliza un poco, pero se perfectamente que si Hanbal quiere llegar a ella, lo hará.  Aunque tendrá que pasar sobre mi para tocarla.
Cuando el avión despega, mi esposa me lanza una seductora mientras se pone de pie caminando hacia la habitación. Niego con la cabeza al tiempo que la sigo. Antes de entrar a la habitación le hago una señal a Jorge para que nos informe de cualquier cosa.
Al entrar siento que se me para y no precisamente el corazón al ver a mi esposa completamente desnuda sentada en el borde de la cama con las piernas cruzadas.
- ¿Piensas matarme? – pregunto cerrando la puerta antes de comenzar a desnudarme.
- ¿Piensas dejarme viuda? – pregunta de vuelta mientras me acerco a ella – eres perfecto – dice cuando me pongo frente a ella.
- Estoy muy lejos de serlo – respondo sintiendo sus manos en mi abdomen.
- Para mi lo eres – me sonríe antes de tomar mi miembro e iniciar a chupar haciendo que eche la cabeza hacia atrás al tiempo que tomo su cabeza con mis manos.
Mientras la observo a los ojos me doy cuenta que estoy perdidamente enamorado de ella, también me estoy replanteando el objetivo de esta misión ya que voy a lastimarla y no creo ser capaz de hacerlo.
La observo dormir luego de  que tenemos sexo, acaricio su rostro ya que me encanta observarla dormir, en ese momento se encuentra tranquila y relajada.
- ¿Qué debo hacer Infierno? – susurro antes de escuchar que tocan la puerta. Me pongo de pie lentamente y voy abrirla. Al hacerlo me encuentro con Jorge.
- Estamos por aterrizar y el señor Raúl quiere hablar contigo- me informa a lo que yo asiento con la cabeza.
- Gracias, ya salgo – respondo antes de cerrar la puerta, me doy la vuelta encontrándome con mi esposa despierta y sentada sobre la cama.
- ¿Una ducha? – pregunta poniéndose de pie caminando a la ducha y yo tras ella. Una vez en la ducha la hago mía mirándola a los ojos.
- Me encantas infierno – le digo y ella me sonríe.
- Quiero decirte algo – dice lo que me toma por sorpresa ya que puedo haber escuchado lo que dije cuando estaba dormida. – tu y yo no somos una pareja normal, nuestro inicio es muy común, pero no hay nada de eso en nuestras vidas – suspiro aliviado por lo que escucho – te amo, no se cuando, no se como pero me enamore de ti y quiero que tengamos una vida juntos, aunque esta no sea muy larga.
- Infie… - trato de hablar pero ella me besa acallando mis palabras.
- No es necesario que me digas que amas, por que eso ya lo sé – la sonrisa que me regala hace que el corazón se me acelere. – no es necesario que nos digamos te amo, por que es una frase muy común para nosotros.
- ¿Cómo haré para decirte cuánto yo a ti te amo? – pregunto sonriendo hipnotizado con el brillo en sus ojos.
- Cada vez que me dices, Infierno lo haces – sonríe besando mi cuello – sin embargo, no quiero que me lo digas constantemente. Quiero que me lo demuestres.

InfiernoWhere stories live. Discover now