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El día comenzó en la habitación de YoonGi, el sol quemaba agradablemente sus pieles. Ambos despertaron enredados entre si, la pierna derecha de JiMin estaba en medio de las dos de YoonGi, mientras que su brazo izquierdo rodeaba por completo el torso del pelimenta, mientras que YoonGi estaba en la posición estrellada desparramado en su propia cama.

La alarma del reloj sobre la mesa de luz comenzó a sonar en un tono suave pero insistente, haciendo que ambos chicos abrieran sus ojos rasgados perezosamente.

Luego de que ambos se estiraran, y algunos de sus huesos tronaran al hacerlo se miraron por unos segundos antes de sonreirse mutuamente. YoonGi aprovechó la posición de ambos sobre el colchón y luego de apagar la alarma apretujó a JiMin entre sus brazos hasta subirlo sobre su cuerpo.

—Buenos días— saludó YoonGi con su voz ronca matutina, sus ojos pequeños por el sueño y su cabellera menta desaliñada—. ¿Cómo amaneciste?

—Amanecí muy feliz, y mucho más relajado ¿Tú?

—Mejor que nunca ahora que estas entre mis brazos—le dedicó una sonrisa débil y dulce.

JiMin sonrió ante el halago —ya que nunca sabía como responder a uno—, y se acercó al rostro del mayor para darle un beso suave y rápido sobre sus labios, el cual obviamente fue respondido.

Pasaron quizá treinta segundos dándose besos y mimos matutinos hasta que sintieron la puerta de la habitación a punto de abrirse.

Fue casi como ver una escena de película en cámara lenta como JiMin rápidamente salió del regazo del mayor y se tumbó en el acolchado que la madre de YoonGi le dejó al lado de la cama la noche anterior, y como fingió tan rápido —y creible— estar dormido.

—YoonGi ¿Ya despertó?— preguntó su madre haciendo señas con la cabeza al pelinaranja tumbado en el suelo.

—Buenos días a ti también mamá, no, aún no, decidí dejarlo descansar, de seguro estaba muy cansado— respondio, su corazón aún palpitaba rápido por el susto que su madre los descubriera implicaba.

—Buenos días, YoonGi— respondió a su regaño sutil al olvidar darle los buenos dias—, despiertalo, préstale algo de ropa y dile que se bañe, dejé todo los nuevos shampoo y acondicionador en el baño.

YoonGi asintió y su madre finalmente cerró la puerta. JiMin abrió los ojos y con una sonrisa traviesa volvió a subirse a la cama y darle otro beso a YoonGi.

YoonGi se dirigió al armario aún en pijamas y quitó de allí dos prendas de ropa, una para cada uno.

Bajaron ambos sin desayunar, ya que lo harían una vez que llegaran a la montaña. YoonGi tenía entre sus brazos algunas botellas con refrescos y el acolchado rojo a cuadros donde iban a sentarse, JiMin tenía entre los suyos aquel canasto con los alimentos deliciosos cubiertos por una tela blanca para evitar el ingreso de molestos insectos.

Estaba cruzando por el umbral de la puerta con YoonGi detrás de él cuando el telefono fijo empezó a sonar.

—JiMin, ¿Puedes atender tu? Tengo las manos ocupadas— dijo señalando torpemente con su cabeza el teléfono y luego las bebidas. JiMin asintió.

Con la mano izquierda acomodó el canasto par evitar que se cayera mientras la derecha tomaba el telefono fijo y lo colocaba en su oreja.

—¿Hola?

—¿JiMin? ¿Que haces en la casa de ese imbecil?

—¿Como conseguiste el número de teléfono?— JiMin se tensó.

—¿Por la guía telefónica?— preguntó sarcásticamente del otro lado de la línea —duh.

JiMin estaba nervioso, tenía miedo de lo que pudiese pensar YoonGi quien estaba a menos de un metro suyo con su rostro en un ceño confundido.

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⏰ Last updated: Mar 27, 2021 ⏰

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At Night ʸᵒᵒⁿᵐⁱⁿ ©Where stories live. Discover now