DIECISIETE. 十七

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❧ 𝙴𝚕 𝚙𝚊𝚜𝚊𝚍𝚘 𝚍𝚎 𝚞𝚗 𝚜𝚘𝚕𝚍𝚊𝚍𝚘 𝚙𝚝

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❧ 𝙴𝚕 𝚙𝚊𝚜𝚊𝚍𝚘 𝚍𝚎 𝚞𝚗 𝚜𝚘𝚕𝚍𝚊𝚍𝚘 𝚙𝚝. 𝟷 ☙

La puerta sonó varias veces en la madrugada. Afuera estaba demasiado oscuro para que alguien estuviera despierto y vagando, solo los criminales del pueblo lo hacían. Sin embargo, la señora Smith acudió al llamado descubriendo que no había nadie del otro lado de la puerta, pero cuando estuvo a punto de cerrar escuchó el llanto proveniente del suelo. Al bajar la mirada descubrió a la bebé en un canasto. Era demasiado pequeña y sus ojos azules le recordaron a los de su hijo.

Se asomó en la calle en busca de alguien que le diera una explicación sensata de lo que sucedía. Sin embargo, el lugar se hallaba desolado y en completo silencio, era un silencio abrumador que se vio interrumpido por el llanto de la bebé.

— ¿Qué sucede, cariño? —el señor Smith se acomodaba sus gafas mientras caminaba lentamente hacia su mujer. La puerta había sido cerrada después de que tomara el canasto en sus brazos y entrara en su hogar—. ¿De quién es ese bebé?

— No lo sé. La han dejado frente a nuestra puerta. —destapó a la infante para tener una mejor visión. Sus escasos cabellos rubios era lacios, tenía ojos enormes y azules. Parecía mirarlos con curiosidad mientras se chupaba el dedo pulgar—. Pobrecita, ¿quién tuvo el corazón de piedra para abandonarla?

— Se llama Freya. —el hombre se había dado cuenta de la nota que estaba en el canasto, justo debajo del cuerpo de la pequeña. Quedó al descubierto cuando su mujer tomó a la niña en sus brazos-. Es una nota y piden que por favor la cuidemos y le demos todo el amor que merece. —continuó leyendo tratando de encontrar algo más que le diera respuestas—. Es una letra muy laboriosa. Se parecen a las preinscripciones de los doctores.

— Rhys Smith. —pronunció la mujer rubia de complexión delgada. En sus ojos había tanto amor que no pudo negarse a dárselo a aquella bebé—. ¿Te gusta? —ladeó su cabeza como si ella pudiera entenderla—. Eres tan hermosa. Nadie dudaría que no fueras nuestra hija.

— Pero cariño... —el hombre intentó replicar, pero ante la severa mirada de su mujer, calló sin poner más objeciones.

— Vayamos a otro lugar. —propuso de inmediato. Bastó con solo ver a la niña a los ojos para comenzar a sentir afecto por ella. Quería protegerla y cuidarla. Le dolía que alguien la haya abandonado de una manera tan inhumana, dejándola a la suerte de un hogar desconocido. Agradecía al cielo que ella estuviera en buenas manos—. Erwin comenzará a estudiar en Trost. Tú podrías conseguir un puesto como profesor.

— ¿Estás segura? —cuestionó aún dudando. No es que no quisiera cuidar de aquella niña huérfana, pero no podía poner en riesgo a su familia.

— Completamente. —asintió decidida. Su instinto de madre floreció mientras se perdía en la mirada azul de la rubia. Sus manitas se extendían hacia ella mientras formaba una angelical sonrisa—. Por favor, no podemos regresarla a la calle. Es solo una bebé.

𝐅 𝐈 𝐆 𝐇 𝐓 ┇ ❛ 𝐸𝑅𝐸𝑁 𝐽𝐴𝐸𝐺𝐸𝑅 ❜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora