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❧ 𝙵𝚞𝚎𝚛𝚊 𝚍𝚎 𝚕𝚊𝚜 𝚖𝚞𝚛𝚊𝚕𝚕𝚊𝚜 ☙
La noche había caído ya, trayendo consigo misterios y reuniones entre los miembros más allegados al capitán de la Legión del reconocimiento. Erwin tenía un plan para capturar al infiltrado que se escondía cobardemente entre sus hombres, y para eso necesitaba el apoyo de las personas más confiables.
Freya miró una vez más el desolado pasillo, comprobando que nadie estuviera cerca. Tocó dos veces la puerta y tras escuchar la voz del comandante dándole permiso para ingresar, abrió ésta y dio dos pasos adentro. Inspeccionó el lugar en busca de alguien más y al no hallarlo, camino con rapidez, arrojándose a los brazos del rubio.
— Odio tener que esconder mis emociones. —susurró sintiendo los fuertes brazos rodeando su pequeña figura. Se apretó más a él intentando sentir la calidez del tacto—. Creo que deberíamos decir la verdad.
— Ahora más que nunca es cuando debemos seguir ocultando nuestra unión. —mencionó en tono neutral, reprimiendo sus sentimientos por la mujer que se aferraba a él con tanto cariño—. Es peligroso con los infiltrados dentro de nuestras filas.
— Han pasado tantos años y aún sigo sin entender porque unos matones querrían acabar con una simple y tonta niña. —dijo, soltando un suspiro de tristeza mientras pegaba su cabeza al pecho del mayor para escuchar los latidos—. ¿Por qué tengo que fingir que mi nombre es Freya y soy una huérfana? —alzó su cabeza y sus ojos azules se encontraron—. Ya no soy una niña, nii-san, puedo defenderme sola.
— No, ya no eres una niña. —aseguró, mirando el espejo que tenía delante de él y le daba la imagen de aquella escena. El recuerdo de él cargando a una pequeña Rhys lo hizo sonreír de manera inconsciente. Llevo su grande mano hacia el cabello de la joven y lo acarició—. Ya no eres una niña Rhys, pero tienes que entender que el enemigo nos acecha y vigila. Tú eres la única que sabe con exactitud lo qué pasó ese día, por eso representas un peligro, ellos podrían verse afectados si decides hablar. —mintió como solía hacerlo desde que tenía memoria.
Antes de que pudiera hablar para empezar a persuadir a su hermano mayor, alguien tocó la puerta interrumpiendo los pocos minutos que tenían para compartir afecto.
— Adelante. —pronunció Erwin una vez que la rubia se alejó lo suficiente. Cuando Levi entró en la habitación, seguido de Hange, Freya se relajó y volvió a acercarse al comandante.
— Me imaginaba que serías la primera en estar aquí. —mencionó Levi, tomando asiento en un lugar cercano a la ventana.
— Ah, si. —comentó sin prestarle atención, ahora miraba el mapa en la mesa, memorizando cada parte y escuchando con atención las palabras del comandante. La reunión había comenzado cuando las pocas personas de gran confianza estuvieron reunidas en la misma habitación.
