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Viernes, hoy no había tanta gente y eran las ocho de la noche, posiblemente por eso. A ésta hora hay muchos que salen, que cenan o que, simplemente, disfrutan del comienzo de su fin de semana descansando.

Pero éste no era el caso de Harry y Liam, los cuales seguían en su puesto desde las cinco de la tarde y esperaban con ansias que den las diez para irse, pero el tiempo pasaba cada vez más lento.

La última persona salió, dejando el lugar vacío y deprimente. Mientras Liam limpiaba las mesas, Harry acomodaba el mostrador.

-Harry - llamó el beta - me tengo que ir - se acercó a él con el celular en la mano.

- ¿Eh? Son las ocho y pico recién - frunció el ceño.
- Perdón boludo, mi hermana está embarazada y mi cuñado laburando, necesita ayuda - se puso la campera - ¿Te jode?

- No, ya fue, andá - bufó dejando el trapo - yo te cubro.

- Sos un capo, te la debo - salió corriendo mientras gritaba: - Nos vemos, trolo.

Harry se sentó en una silla detrás del mostrador y bufó mirando al reloj. 20:15. Era eterno el turno del viernes, pero no le quedaba otra si quería pagar el alquiler y vivir más o menos bien.

- Buenas noches - oyó una voz aguda y sintió un olor dulce, atrapante. Olor a omega. Bajó la mirada, encontrando un par de hermosos ojos azules.
- Buenas noches, ¿qué te sirvo?
- Emm, un café con leche y un tostado - dijo y Harry anotó todo.
- Dale, ¿tu nombre?

Generalmente no le pedían el nombre a los clientes, pero es que el aroma que ese Omega desprendía lo había dejado hipnotizado, además de sus preciosos ojos, su tímida sonrisa y su pelo castaño. No podía verlo de cuerpo completo pero parecía tener un físico perfecto.

- Soy el único en el lugar - rió.
- Es por protocolo - mintió.
- Louis, me llamo Louis - dijo y el alfa anotó. - ¿Vos?
- ¿Hmm?
- Tu nombre - sonrió.
- Ah, Harry - dejó el papel a un costado. - En un toque te llevo las cosas.
- Gracias - dijo y se fue a sentar a una mesa.

"Dios, que olor riquísimo" pensaba el alfa mientras preparaba el pedido.

Por otro lado, el omega sonreía como tonto mientras miraba su celular. Los ojos y el aroma del alfa le habían dado un golpe que lo dejó pensativo, con ganas de seguir mirando ese verde profundo y oler ese aroma hipnotico. Quería más.

Coffee Shop [l.s omegaverse]Waar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu