Las oportunidades

5 0 0
                                    


Inspirada en la anécdota real, que un ser, muy especial, quiso compartir.



Subo al autobús como cada tarde al salir de mi jornada.

Pago al chofer el pasaje y mis ojos ansiosos comienzan a buscar su dulce rostro.

Ahí está, esa niña bonita con la que suelo coincidir pero a la que no me he atrevido ni a saludar.

Camino hasta el final del pasillo sin apartar mi vista de su rostro y para mi sorpresa ella me ha encontrado mirándola. Me corresponde con la sonrisa más bonita que he visto y un impulso de mi corazón me anima a sentarme a su lado. Intercambios miradas y sonrisas pero ninguno de los dos se atreve a pronunciar ni una palabra.

Quince días coincidiendo, quince días queriendo preguntar su nombre, quince días aguantando las ganas de conocerla. Cuando a veces siento el impulso de hablarle, y como hoy me siento a su lado, las dudas florecen en mi cabeza, entonces, prefiero quedarme callado. Siempre he sido un poco inseguro y suelo imaginar el escenario en el que ella rechaza mi compañía.

-¡Rosas color rosa!- exclamo permitiéndome escuchar su voz por vez primera, cuando una señora subió al autobús vendiendo flores.

-¿Te gustan?- pregunte curioso.

-Son mis favoritas- sonrió –es mi parada, feliz noche.

Ella baja del autobús y yo sumo otra oportunidad que deje escapar.

Mis dudas están siempre presentes, pero cuando me sonríe o me regala una mirada, siento que quizás ella también está interesada. "¿Seré capaz algún día de hablar con ella, de conocerla?" me pregunto cada tarde. Yo no digo que es el amor de mi vida, pero creo que incluso podríamos llegar a ser buenos amigos, claro, cuando yo logre decidirme.

-¿Te sentaras conmigo de nuevo?- eso debe ser interés, supongo. Hoy es el día, le preguntare su nombre.

-Claro, ¿Cómo estás?- pregunte sentándome a su lado.

-Todo bien, he tenido un buen día.

Me limito a sonreír. Las dudas me atacan de nuevo y simplemente no se que más decir.

-Mira, la señora de las flores de nuevo- dijo tocando mi pierna.

Definitivamente ella debe estar interesada pero no consigo como iniciar algo entre nosotros.

-Que tengas feliz noche- se despidió.

"¿Cuál es tu nombre?" Esas eran las cuatro palabras que debía pronunciar, supongo que las recordé algo tarde.

Salgo del trabajo unos minutos antes y la señora de las flores se cruza en mi camino.

"¿Será una rosa color rosa una buena forma de romper el hielo?" Lo pienso unos minutos y decido comprarla. Estoy seguro que con esto me regalara una de sus más lindas sonrisas e incluso puede que hasta me diga su nombre.

Pago con monedas al chofer y comienzo a pasear mi vista por cada uno de los asientos.

La niña bonita no se encuentra hoy en el autobús y yo me he quedado solo en compañía de una rosa.

Los días pasan y yo no la vuelvo a ver.

Una semana y la rosa en mi casa, en un viejo florero ya se encuentra algo marchita.

Desde la ventana del autobús, un viernes por la tarde, logro ver su rostro de nuevo. Ahora toma una ruta diferente y viste el uniforme del que debe ser su nuevo trabajo.

Así aprendí, que las oportunidades llegan de vez en cuando y somos nosotros quienes deciden si se toman.

Y yo, me decidí tarde esta vez.


__________________________

Hola gentecita linda, 

Ya van varias semanas que celebro "Los Domingos de Amor Fugaz" publicando una historia nueva en mi web. Así que hoy lo he decidido, a partir de hoy los domingos de Amor Fugaz, también los celebrare en mi perfil de WATTPAD. 

Estoy super emocionada, mi deseo es que disfruten estas historias tanto como yo disfruto escribirlas. 

Tengan una bonita semana.

Amor FugazWhere stories live. Discover now