REVELACIÓN

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Han pasado tres semanas desde que fuimos a Colombia, y ocho meses desde que estoy digamos, secuestrada y con trabajo incluido, y estuve pensando en todo lo que he aprendido y como he cambiado desde que vivo con Besnik, siempre fui una mujer aplicada, estudiosa y pegada a la regla, pero en lo único que fui decidida fue en mis ganas de salir de mi país y llegar a Italia para alcanzar mayores oportunidades, no puedo negar que académicamente hablando alcancé las metas que yo me propuse, pero en mi vida personal, como mujer nunca me sentí con la fuerza suficiente para tomar riesgos, aunque estoy secuestrada, nunca me he sentido tan relajada y tan fuerte, es como si todo este tiempo yo hubiera trazado un plan en mi vida y solo me ceñí a seguir ese plan al pie de la letra sin salir del camino sin relajarme, gracias a Besnik o mejor dicho a todas las cosas que me obligó aprender como artes marciales, medicina, idiomas, tuve que hacer cosas que no estaba en mis planes, incluida salvar la vida de mi secuestrador, a costa de disparar a otras, no maté a nadie, pero si ordené hacerlo, lo que me convierte en cómplice, quizás deba pedir un sacerdote y confesarme, ya estoy divagando, bueno tan decidida como estoy, voy a reclamar algo que me ha molestado, y es mi derecho a hacer de mi vida sexual lo que yo vea por conveniente, porque, si Besnik no quiere nada conmigo, ¿Por qué no permite que esté con nadie más?

-       ¡Pase! – mas decidida que nunca, me encuentro afuera del despacho de Besnik.

-       ¡Hola! – dije un poco nerviosa, estaba decidida, pero Besnik era Besnik – quiero hablar contigo...si no estás ocupado.

-       Para ti siempre tengo tiempo – dijo con una sonrisa amable.

-       ¡Gracias! – le dije un poco más relajada, sentándome frente a él.

-       ¿Pasó algo? – me preguntó.

-       De hecho – le dije – no pasa nada ... conmigo – y él solo me mira como si no entiende nada.

-       ¿Puedes explicarte?

-       Aunque no lo creas, comencé mi vida sexual hace solo un año y medio, o quizás un poco más, y llevo aquí casi ocho meses, y bueno intenté seducir a uno de tus chicos y me rechazó, dijo que tu les habías prohibido si quiera pensar en mí, yo quiero saber ¿Por qué? – estaba con toda mi diarrea bucal – es decir claramente yo no te gusto, tu no quieres nada conmigo, entonces no entiendo porque no quieres que nadie se me acerque, yo también tengo necesidades – todo esto lo dije haciendo gestos exagerados con mis manos, y es que a mí me encanta usar mis manos cuando hablo, Besnik estaba con los ojos exageradamente abiertos.

-       Martina – dijo un poco dudoso – hay algo que debo decirte – y comenzó a hiperventilar.

-       ¿Qué sucede?- le dije al notarlo un poco nervioso.

En ese momento sacó una llave de un cajón y luego abrió otro cajón de su escritorio, buscó un sobre y de él saco una foto y me la entregó. Observé la foto detenidamente, había un muchacho muy parecido a él aparentaba tener unos 18 años quizás más quizás menos, estaba  acompañado de una muchacha muy guapa y esbelta, parecía una colegiala aún, había algo en ella que me parecía bastante familiar.

-       ¿Eres tú? – pregunté curiosa.

-       Si – dijo mirándome fijamente.

-       ¿Esto que tiene que ver conmigo? – y es que yo vine a reclamar algo y no entiendo el giro de los sucesos.

-       ¿No reconoces a la mujer? – ¿por qué me dice eso? De hecho, hay algo que me llama la atención en ella, pero no logro reconocerla ¿será alguien que me presentó?

-       Hay algo familiar en ella, pero no logro ubicarla ¿la conozco?

-       Sí, la conoces.

MARTINADonde viven las historias. Descúbrelo ahora