TRAGAME TIERRA

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Recibí una llamada era una cita para una entrevista en CALZEDONIE, el grupo textil más importante de Italia, ya había asistido a una entrevista y me llamaron para indicarme que habíamos calificado tres personas y que esta entrevista sería con la persona con la que trabajaría directamente, me dijo también que debía ser muy puntual porque un minuto de tardanza automáticamente me descalificaría, el puesto no era de administradora sino de Asistenta de Gerencia, prácticamente estaba apuntando a ser la mano derecha del jefe de los jefes del mismísimo Sandro Veronezi, había investigado mucho sobre él y era un hombre que sobrepasaba los 50 años, tenía mucha ilusión por obtener ese puesto, aprendería muchísimo a lado de un hombre con tal experiencia, sobre todo en el campo textil que es el que más me interesa.

A las 7am mi celular sonó indicándome que era la hora de levantarme, salí disparada de mi cama directo a bañarme y alistarme para mi entrevista, me puse mi falda tubo negra, mi blusa floreada que es ligeramente holgada y mis zapatos de tacón alto negros, cogí el único bolso Gucci que uso solo en ocasiones especiales, coloqué las llaves de mi casa, mi labial, y las llaves de Mini convertible, mi más preciada adquisición, pero no se equivoquen, ahorré muchísimo para poder comprarlo, prácticamente desde que comencé a trabajar y en realidad es de segunda mano, aun así para mi es mi mayor tesoro y lo cuido como oro.

Las oficinas quedaban a 30 minutos de mi departamento, si iba manejando claro, pero si obtenía el puesto yo tomaría el tren, sólo que esta vez llevaré mi carro porque luego debo pasar por mi trabajo del cual aún no he renunciado, y me tomaría mucho tiempo hacer las conexiones.

Pero ahora que lo pienso, fue la peor idea llevar mi mini, no conté con que una de las calles principales estaba siendo reparada, no tenía la menor idea y ahora tengo que dar muchas vueltas hasta encontrar el camino que me lleve directo a la oficina, lo peor de todo que ya solo faltan diez minutos para mi entrevista, y en estos diez minutos se suponía que yo debía estar sentada en la sala de espera esperando tranquila mi entrevista, y ahora estoy hiperventilando, nada está saliendo como lo planee.

Ya solo quedan cinco minutos para mi entrevista, estoy a un maldito semáforo de llegar, considerando que encuentre un estacionamiento, ¡que idiota! No había pensado en eso...5 4 3 2 1, verde por fin, como si me sintiera un águila buscando una presa, comencé a mirar a mi lado derecho buscando un estacionamiento, y en ese momento como si fuera obra de Dios, una mujer estaba parada frente a un estacionamiento libre, le hice señales con las lunes de mi mini, pero la note muy nerviosa e incapaz de moverse, así que no me quedó otra que tocar el claxon y exigirle que se mueva, la mujer no me veía a mí, era como si mirara a otra persona, y luego al verme tan decidida por avanzar y seguramente temiendo por su vida, se retiró del espacio y me dejó pasar asustada.

Bajé del auto, cogiendo mi bolso a la velocidad de la luz, y cuando bajé de mi auto me topé con la mirada furiosa de un guapo y elegante hombre, quien había dejado su auto sobre estacionado justo atrás del mío, solo para darse el placer de increparme.

- Ese espacio me pertenece – me dijo furioso.

- No veo su nombre escrito en ningún lado – le dije sin miedo y mirando mi reloj, solo me quedaban 3 minutos, lo suficiente para correr al ascensor y llegar a tiempo.

- Le exijo que se mueva – volvió a increparme.

- No tengo tiempo para discutir con usted.

Dicho esto, di media vuelta, apreté a carrera y lo dejé con la palabra en la boca.

- Buenos días soy Martina Parodi – le dije a la señorita de la recepción – tengo una entrevista a las 9 en punto – le dije algo nerviosa.

- Buenos días – me dijo mirando su reloj, y la noté algo inquita – tomé asiento.

MARTINADonde viven las historias. Descúbrelo ahora