La Familia Nakano

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Al terminar las clases quedé con Miku para organizar el trabajo.

-Em... Miku, ¿Qué parte del trabajo quieres hacer tú?

-Si quieres que cada uno haga una parte podemos hacerlo... pero yo había pensado en q-quedar está tarde para hacerlo juntos, si quieres puedes venir a mi casa y eso...bueno no me hagas caso... -la temperatura de Miku aumentó drásticamente, su piel de la cara comenzó a tomar un color parecido al de su rojizo pelo

-No sé, cómo tú quieras.

Miku se quedó callada, y estuvimos 30 segundos en silencio hasta que un grupo que pasaba por allí corriendo empujó a Miku, la cuál cayó acurrucada en mi pecho.

Después de que pasara todo ese grupo de gente, Miku se apartó de mí rápidamente.

-¡P-perdón! -se puso aún más colorada.

-Tranquila, no ha sido culpa tuya -tras ver la vergüenza que estaba pasando Miku, comencé yo a hablar.

-Bueno, creo que has tenido una buena idea... así que puedo ir a tu casa para hacer el trabajo cuando tú quieras -sugerí mientras me rascaba la parte trasera de la cabeza

 así que puedo ir a tu casa para hacer el trabajo cuando tú quieras -sugerí mientras me rascaba la parte trasera de la cabeza

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Miku balbuceó algo, pero no la entendí

-¿Puedes decirlo un poco más alto? -pedí mientras intentaba sonreír para intentar que se le quitase la vergüenza

-¿Puedes venir a mi casa... ahora?

Esa pregunta me impactó un poco pero bueno, accedí sin rechistar y Miku me dió la dirección de su casa.

-Miku, yo voy en bici, te veo en tú casa

-¡Espera! Ahora vienen a buscarme en coche, si quieres puedes venir conmigo

Ahora era Miku quién intentaba ser amable conmigo.

Dejé mi bicicleta y esperé con ella hasta que llegase el coche... que más bien un coche parecía una limusina.

El vehículo lo conducía una especie de mayordomo, desde que ví eso supuse que la familia Nakano tenía mucho dinero.

Llegamos a su casa y como era de esperarse era una casa enorme.

Salimos del coche y entré en aquella casa de lujo...

Al pasar por la puerta...

-Bienvenida a casa, Miku

-Hola -respondió

¡¡Qué!! La persona que saludó a Miku era ¿Miku?

-Uhh, veo que ya te has echado un novio -dijo aquella chica cuando aparecí

-¡S-somos compañero de clase! Deja de decir estupideces Ichika -contestó sobresaltada Miku

Yo ya ni sabía qué hacer, no entendía nada, así que mejor me callé.

Houtarou Oreki y Las QuintillizasWhere stories live. Discover now