Quincuagésimo cuarto Capítulo.

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54.







Cuando llegó a la vivienda, lo primero que encontró fue a Jungkook sentado sobre las escaleras del porche, sin camiseta y con un pantalón negro mientras fumaba un cigarro. Observando a lo lejos cada paso que daba Jimin. El más joven estaba un poco inquieto al percatarse que el teniente le estaba mirando con enojo y, sólo pudo pensar porqué estaría de mal humor si precisamente se suponía que lo había dejado tranquilo y relajado antes de irse.

Al momento en que llegó al frente del porche, Jungkook se levantó de los escalones dispuesto a mirarlo de una forma tan intensa, que Jimin se encogió sobre el lugar y se quedó a varios centímetros de distancia. Por tal motivo, al teniente le tocó bajar los últimos escalones del porche y de forma tosca, exhaló el humo contra la cara de Jimin y dijo: —Mi recompensa no ha acabado, ¿en dónde estaba? —Jimin se limitó a virar los ojos y a fruncir el entrecejo.

—No tengo que pedirle permiso para salir, Jeon. Simplemente fui a visitar a mi hermano. Además, ¿por qué debía quedarme escuchándolo roncar porque apenas puede aguantar dos rondas sin caer dormido? —le respondió de forma sarcástica. El teniente apretó su mandíbula, antes de volver a calar el cigarro y de nuevo, dejando que el humo cayera contra el rostro contraído de Jimin.

—Entonces supongo que su hermanito le comentó lo de la ventilación. Bueno... si usted piensa que va a entrar, de una vez sepa que no voy a dejar que eso suceda —concluyó. Dejando pasar el comentario que significaba un golpe hacia su hombría, y se acercó para lograr intimidar al más joven—. Encontraré otra forma de entrar mañana y yo seré quién entrará allí.

—No quiero que los vecinos vean una discusión aquí afuera —respondió Jimin, alejándose rápidamente del cuerpo del militar para comenzar a subir los escalones del porche e ir directamente hacia la entrada de la vivienda. Poco tiempo después, escuchó los pasos del teniente a sus espaldas y finalmente Jimin fue por algo de beber hacia la nevera—. Mañana iré con ustedes, Jeon. Quizás habrá otra alternativa, pero por el momento esa rejilla de ventilación es lo único que tenemos para rescatar al teniente Jung —Jimin se dio media vuelta para encarar a Jungkook y al verlo fumar dentro de la casa como si nada, le hizo enojar—. Habíamos quedado que usted haría sus vicios afuera, no quiero que la casa huela a nicotina.

—Vamos, Park. Estamos en pleno apocalipsis ¿y lo único que le interesa es que los muebles huelan a humo? —le respondió bastante enojado y se acercó una vez más al cuerpo de Jimin—. Y respecto a su auto invitación al rescate, me parece que es una locura. Usted se va a quedar acá y punto.

Jimin apretó sus labios y entrecerró sus ojos completamente colérico por cómo le estaba tratando el militar. No podía en serio creer que Jungkook pensara que tenía derecho en opinar lo que debía hacer. Primero, no era quién para obligarlo y segundo, le enojaba de sobremanera que pensara que podía siquiera tratarlo como un títere. Dejó salir un suspiro y bebió agua antes de hablar: —Voy a ir, usted no puede obligarme a que me quede. ¿O qué piensa hacer? ¿Ah? ¿Va a amarrarme? ¿Va a encerrarme? Si llega a hacer algo así, juro que le corto las bolas, teniente.

Jungkook de inmediato se acercó y le empujó contra la puerta de la nevera, posicionando el cigarro arriba de la cabeza de Jimin mientras que su mano libre se iba directamente al cuello blanquecino de este. Afirmó su cuerpo contra el más delgado para no dejar que este se alejara y liberó de nuevo el humo contra su rostro, sonriendo de soslayo al ver que el joven comenzaba a toser por el humo.

—No pienso dejarlo ir porque es peligroso. Aunque usted no llegue a entrar, lo es —respondió Jungkook con un tono de voz sombrío y demandante, cerca del rostro del joven, quien trataba de alejarse un poco aunque no le era posible—. Si a usted le llega a pasar algo... yo no sabría qué hacer. Esa es la verdad —concluyó, llevando la mano que se posicionaba sobre el cuello de Jimin hacia el rostro de este y acariciar levemente aquella tersa piel con las yemas ásperas de sus dedos.

𝐍𝐄𝐊𝐑𝐎𝐒 | 𝐊𝐨𝐨𝐤𝐦𝐢𝐧.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora