CAPITULO TREINTA Y CUATRO

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El sol brillaba directamente sobre las dos figuras dormidas

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El sol brillaba directamente sobre las dos figuras dormidas. La primera figura, un niño, sostenía a la niña con tanta fuerza, enterrando su cabeza en su cuello. La segunda figura, la niña, dormía silenciosamente, contenta con su abrazo.

Lyra abrió los ojos lentamente, parpadeando para alejar el repentino brillo que la invadió. Dejó escapar un pequeño bostezo antes de abrir completamente los ojos, mirando la espalda de su pareja. Ella sonrió suavemente ante la sensación de calidez de su abrazo y trató de apartarse para levantarse.

Pero en cambio, el niño dormido la abrazó con más fuerza, dejando escapar un pequeño gemido.

"James, amor. Tenemos que levantarnos." Ella susurró suavemente, pasando sus dedos por su cabello.

"No." Murmuró adormilado.

"Jamie ..." murmuró Lyra, presionando un suave beso en su cabeza.

"5 minutos mas." Él gimió suavemente, acurrucándose más cerca de la chica.

Lyra simplemente suspiró y abrazó al niño, jugando con su cabello, y por primera vez en mucho tiempo, se sintió relajada.

Era un fin de semana de Hogsmeade, que todos los demás estudiantes del castillo esperaban con ansias, considerando toda la tensión que llenó el castillo durante los últimos meses. Solo les quedaban unas pocas semanas de la escuela, y en dos meses, comenzarían su último año en Hogwarts.

A decir verdad, estaba aterrorizada. Ya no tenía ventaja sobre el futuro, todo había cambiado, y todo era porque había nacido.

A veces, Lyra se preguntaba qué estaba pasando en su vida anterior. Ella estaba muerta? ¿O simplemente desapareció de la faz de la tierra? ¿Qué le pasó a Oliver? ¿Muchacha? ¿El resto de los vivos?

En momentos como este, estaba agradecida. Ya no tendría que vivir una vida tan miserable, puede ver crecer a todos sus amigos y familiares. No estaban muertos. Todavía tendrían la oportunidad de vivir una vida feliz. Algo que a Lyra le costaba mucho tener.

También se preguntó qué habría pasado si hubieran ganado la guerra en ese entonces.

¿Terminaría con Oliver? ¿Seguiría cumpliendo su promesa de trabajar con Charlie y cuidar de los dragones? ¿O sería una exitosa y famosa creadora de hechizos como siempre había querido?

Sin embargo, nunca quiso cambiar lo que sucedió ahora. Estaba feliz, incluso con todo el lío que estaba sucediendo actualmente, incluso con la guerra que estaba ocurriendo actualmente, estaba feliz.

Tenía un novio cariñoso del que se enamoraba absolutamente, tenía un grupo de chicos amantes de las bromas como sus mejores amigos, tenía a sus chicas con las que chismear, tener una fiesta de pijamas, ir de compras, tenía dos padres sanos y vivos a quienes amaba tanto, y tenía un hermano pequeño al que siempre quiso.

𝐓𝐇𝐄 𝐆𝐈𝐅𝐓𝐄𝐃Donde viven las historias. Descúbrelo ahora