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Mini maratón 2/2

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Mini maratón 2/2

Jaemin se removió en su cama después de tener una horrible pesadilla, logrando asustarse aún más al no sentir a Renjun a su lado.

Durante los fines de semana solían dormir juntos luego de ver caricaturas y comer muchas frituras, pero esa vez fue diferente y eso le dolió a Jaemin.

Renjun se encontraba de compras de último minuto con su madre, en la tarde llegaría al departamento de Jaemin con sus maletas ya hechas, dormiría ahí y a primera hora del día siguiente partirán a Seúl para asistir al tan esperado concierto, para el cual Jaemin tenía tickets en un lugar cercano al escenario.

Jaemin juraba que Renjun era el amor de su vida, su alma gemela, su hilo rojo y todo aquello mencionado en leyendas y mitos cursis que eran usados para decir que alguien había sido creado para ser el alguien de esa persona; por lo que no lo pensó mucho cuando recurrió a aquella joyería tan recomendada por sus amigas.

Once días atrás salió de la joyería con una emoción inimaginable tras tomar aquella arriesgada decisión, pero no se arrepintió cuando finalmente se decidió por una delicada y brillante sortija plateada de promesa, la cual estaba dentro de su maleta ya armada y lista.

Jaemin sabía que Renjun lo amaba, pero tenía miedo de que el menor tuviera miedo de algún compromiso mayor.

Estiró sus músculos y salió de la cama en un tiempo récord, dejando la flojera y el poco ánimo que tenía esa mañana de lado. Sabía que Ren se preocupaba por su salud mental después de los abandonos de su familia durante su adolescencia, y sabía claramente que Ren hacía un gran intento para animarlo y apoyarlo.
Sus recaídas en la miseria ya no ocurrían tan seguidas e intentaba ser positivo, ver el lado bonito de las cosas y sobretodo quería vivir bien a lado de su niño. No quería ser una carga para él, sobre todo, Jaemin quería estar bien para Renjun.

Tomó una ducha con agua tibia y usó sus productos de baño con olor a menta y especias, no pudo evitar sonreír al ver los productos de limpieza con aroma a vainilla y madera quemada que su pequeña ardilla había comprado exclusivamente para dejarlas en el departamento del mayor.

El solo pensar en que tenía a Renjun como su pilar importante lograba subirle el ánimo en todos los sentidos, y solo le quedaba agradecerle a la vida por poner a ese enano gruñón en su camino.

Talló su cuero cabelludo con las yemas de sus dedos a la par que sus pensamientos y recuerdos con respecto a lo mucho que había mejorado su vida fluían junto a la lluvia artificial que caía sobre su espalda, relajando sus tensos músculos.

No notó cuando lágrimas comenzaron a salir.

Le debía tanto a Ren por no dejarlo solo. Por darle todo aquel amor que sus padres nunca pudieron darle y aquel que a su hermano le faltó mostrar por sus propios problemas.

Retiró el shampoo con olor a especias dejando salir un suspiro, después limpió sus lágrimas y salió de la ducha. Se sintió tan bien sentirse completo después de mucho tiempo, se sintió eufórico al ver dos cepillos de dientes juntos sobre el mueble del lavamanos, se sintió feliz de solo pensar en que estaba logrando muchos éxitos que hacían a sus profesores emocionarse por su trabajo.

Todo se encontraba demasiado bien y solo rezaba para que así siguiera.

— ¡Traigo el almuerzo!— el suave grito de Renjun acompañado del cierre de la puerta principal hizo reír a Jaemin, quién se sentía a salvo con tan solo escuchar la vocecita de él.

Salió del baño y se cambió de manera rápida para no dejar mucho tiempo solo a su pequeñito novio.

Renjun soltó una expresión de susto tras ver los ojos rojos de Jaemin. Corrió lo más rápido que pudo y se trepó al cuerpo del rubio dando un enorme salto.

— ¿Quién te hizo daño?— las manitas de Renjun acunaron la afilada barbilla de Jaemin.

— Nadie, ¿por qué?

— Tus ojos están rojitos, Minnie— renegó el menor.

— No es nada, en serio— aún no convencía a su pequeño—. Estoy bien, mi amor, no hay necesidad de que le patees el trasero a alguien— dejó un suave piquito en los abultados labios de Ren.

— Perdón— la voz del chino sonaba bajita—, es que te quiero mucho y no quiero que te hagan daño.

— Yo también te quiero mucho, bebé. Si hay algo que me haga daño serás el primero en saberlo para que puedas ser el héroe de la historia.

— Almorcemos rápido. Le pedí a mamá media hora antes de volver a las compras.

Jaemin no preguntó que tanto compraría, él sabía que su pequeño novio solía comprar mucha comida para los viajes en carretera y seguramente compraría mucho protector solar por su piel sensible ante el sol.

Esa mañana tomaron el almuerzo entre risas vergonzosas por el aegyo del menor y por las anécdotas tontas del mayor.
Siempre que estaban juntos el tiempo volaba, por lo que Renjun se asustó al ver la llamada perdida de su madre.

— Mamá llamó, debo estar abajo ya— tan pronto como terminó la oración depositó un besito en la nariz del alto chico.

— Ve con cuidado— sonrió agitando su mano en dirección al castañito que tomaba su copia de llaves en manos.

Se dió la media vuelta justo frente a la puerta.— Llevaré a Moomin para abrazarlo en el camino mientras tú manejas, no te pongas celoso— avisó y salió del departamento, sin darle la oportunidad a Jaemin de soltar una limpia carcajada por lo bonito que era su novio.

— Llevaré a Moomin para abrazarlo en el camino mientras tú manejas, no te pongas celoso— avisó y salió del departamento, sin darle la oportunidad a Jaemin de soltar una limpia carcajada por lo bonito que era su novio

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El siguiente capítulo es el final 🤡✌🏼

short ; renmin ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora