yeosang estaba roto. nadie se había dado cuenta excepto él. park seonghwa no estaba dispuesto a que yeosang fuese derribado por el dolor. es por ello, que durante una semana se grabaría expresando su fuerza y todo lo que pensaba del menor. sobre tod...
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Eres único.
Las sirenas de la ambulancia y la policía se escuchaban desde aquel abandonado lugar. Estaban llegando. Yeosang tenía todo su rostro lleno de lágrimas, por su culpa Seonghwa estaba así, entre sus brazos, con una gran mancha roja de sangre en la zona del abdomen, que estaba impregnada en la ropa. Mingi, mientras tanto, estaba terminando de atar las muñecas de Dae con un trozo de su camisa negra.
—Seonghwa... No me dejes por favor... Todo esto es culpa mía, si yo hubiese sido más fuerte no estarías así. Pero... Se sentía tan bien tener a alguien que se preocupase por mí cuando ni mis amigos lo hacían. No te merezco, Seonghwa, simplemente, no te merezco, todo es culpa mía, tenía que haber recibido yo esa puñalada...
Mientras abrazaba el cuerpo del pelinegro, Yeosang se dedicaba a echarse la culpa y a agradecer, solo quería que todo fuese bien, que Seonghwa estuviese bien. Si este no lo estaba, se culparía hasta el final de sus días.
Mingi, que observaba la escena en silencio, se acercó al menor y acarició sus cabellos, agachándose a su lado mientras ayudaba a este a detener el sangrado del pelinegro.
—No digas esas cosas, Yeosang. No sabes la desesperación que tenía Hwa para poder ayudarte, para librarte de ese acosador, solo quería que tú estuvieses bien, que volvieses a sonreír...
Un sollozo se escapó de los labios del menor, que quedó completamente silenciado por el sonido de unos veloces pasos. Tanto unos agentes de policía como unos enfermeros con una camilla avanzaron por el oscuro y abandonado local.
—¡Aquí! ¡Estamos aquí! ¡Sigan la luz!
Mingi se había levantado y con la linterna de su teléfono y del de Yeosang, proyectó un haz de luz lo suficientemente grande y llamativo como para que aquellas personas pudiesen saber dónde estaban.
Los enfermeros rápidamente subieron a Seonghwa a la camilla, una vez allí, le tomaron el pulso y taponaron la herida. Mientras tanto, Mingi estaba entregándole a la policía al inconsciente Dae. Al parecer, uno de los policías conocía a Mingi, le estaba dando la mano y Yeosang alcanzó a escuchar un 'Gracias por ayudarnos de nuevo, Song'. El chico de tatuajes miró al menor.
—Ve al hospital con Seonghwa, yo iré a testificar.
Mingi estaba decidido, iba a contar todo y a librarse de aquel oscuro trabajo. Yeosang, algo tembloroso siguió a enfermeros y subió a la ambulancia. Todo, sin haber soltado la manita de Seonghwa.
—Igual que tú no me has dejado solo, yo no te dejaré. Estaré a tu lado.
Esas fueron las últimas palabras que Mingi oyó decir a Yeosang, antes de entrar al coche de policía.
