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💭 Especial : : p e s a d i l l a 💭

Auron tenía miedo, miedo de perderlo todo.

Para ese momento de su vida, tenía por fin una estabilidad y todo estaba en calma. Tenía amigos que lo apoyaban incondicionalmente, mascotas a las que quería como a sus hijos, una casa acogedora... Y una pareja que lo adoraba por sobre todas las cosas.

¿Cómo describir su relación con aquel hombre tan malhumorado? Pues constantemente estaban en desacuerdo, se gritaban y hasta se insultaban. No eran la pareja perfecta ni de broma. Pero, a pesar de todo, se amaban, se amaban como nunca antes lo hicieron, de forma sincera y sin condiciones.

Cuando Auron estaba en Karmaland su objetivo principal todos los días era joderle la vida a sus amigos, explotar lo que estuviera a su paso y por la noche irse a dormir sin importarle lo que pensaran de él y sin tenerle amor a nada más que sus mascotas. En ese entonces le importaba una mierda todo.

No supo cuándo cambió algo en su interior, pero desde su llegada a Calvaland que comenzó a valorar a sus amigos, a las personas que lo querían... Fue cuando comenzó a corresponder a todo el cariño que le brindaban. No era una persona cursi, al menos no en público, pero hacía el intento de tener pequeños detalles que todos notaban y valoraban en silencio para no incomodarlo.


Reborn salía de la ducha con una toalla envolviendo su cintura, sintiéndose feliz por haberse mudado del "hotel", pues en su nuevo hogar, junto a su pareja, podían estar en agradable silencio o hacer todo el ruido que quisieran sin preocuparse por quién los pudiese escuchar. En un principio sus amigos se negaban a la idea de dejarlos ir, amenazandolos con que destruirían su casa, pero cuando comprendieron que la nueva pareja quería tener su intimidad, cedieron y hasta los ayudaron a mudarse.

Sonrió tras ese recuerdo, admitía que a veces extrañaba el tenerlos cerca, mas no es como si se hubieran ido muy lejos, así que perfectamente podían visitarlos cuando quisieran.

Entró a su habitación compartida, viendo a su novio en la cama matrimonial, tumbado bajo las sábanas y con los gatos durmiendo a sus pies. Hacía frío y cuando el clima estaba así, el menor acostumbraba quedarse todo el día en ese lugar.

— ¿Qué quieres cenar? — Preguntó, quitándose la toalla luego de sacar ropa interior de uno de los cofres.

— No lo sé. — Se sentó de forma perezosa, viendo a su novio vestirse de la cintura para abajo y sonriendo divertido al ver las marcas que había hecho en el cuello y hombros de éste. — Pero dejemoslo para después, ahora ven conmigo. —  Estiró sus brazos en dirección al mayor y usó un tono infantil, sabiendo lo que eso causaba en el corazón de Reborn.

Este último, sin responder e importandole realmente poco si su torso seguía desnudo y su cabello siguiese humedo, se tumbó al lado del menor, rodeando su cintura y atrayendolo hacia su cuerpo, sintiendo como se acomodaba contra su pecho.

— Reb... — Susurró el de la flama en el cabello.

— ¿Qué sucede?

— Yo... Nada, olvídalo. — Contestó avergonzado tras guardar silencio unos segundos.

El alto no era idiota y comprendió de inmediato, varias veces había sucedido algo similar. Resulta ser que a Auron aún le costaba trabajo el expresar sus sentimientos, especialmente si era algo, según él, muy meloso.

Para su suerte, a Reborn no le importaba decir cómo se sentía.

— Te amo. — Lo dijo en un tono de voz tan sincero que el ex héroe sintió como si una carga enorme fuera quitada de su espalda.

Dirty dreams // RebornplayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora