V

11.1K 996 754
                                    

Auron caminaba nervioso por su hogar, había mordido todas sus uñas y repasado por su mente todos los posibles escenarios, especialmente los malos.

Hace más de un mes que Reborn se comportaba extraño con él; no lo miraba, no le hablaba y cada vez que estaban solos se iba. En un principio pensó que era uno de sus dramas por alguna tontería, pero luego de ver que con el resto se comportaba igual que siempre, comenzó a sentir una molestia extraña. Se sentía desplazado por su amigo, ¿quizás quería dejar las discusiones y por eso lo evitaba? Imposible, y es que discutía con todo el mundo, ¿por qué con él sería diferente?

Llevaba varios días ya intentando acercarse al castaño, le molestaba y dolía el estar tan alejado de él, no le gustaba en lo más mínimo, no quería, y es que... Ese era el problema, no podía completar esa frase, no tenía ni la menor idea de por qué se sentía así. ¿Qué le estaba pasando?

Y para rematar, su situación actual: muy nervioso, puesto que Reborn se había ido así como así, diciendo que iría a una "aventura" por su cuenta. Siempre pedía ir con alguien... Ir con él. ¡¿Por qué coño había querido ir solo?! ¿Habría algún tipo de doble sentido en esa palabra? "Aventura", era simple, pero perfectamente podía significar: "conocí a alguien en un pueblo y no quiero que ninguno de ustedes se entere".

Una parte de él sabía que estaba exagerando, pero otra sentía que había una mínima posibilidad de que todo fuera cierto... Esa parte era la que tanto odiaba, la que lo hacía sentir eso tan extraño que no sabía descifrar.

— ¿Vamos a minar? — La voz de Perxitaa entrando a su hogar lo hizo volver a la realidad. — No tenemos nada más qué hacer hoy y... ¿Auron? — Miró preocupado a su mejor amigo, el cual no había hecho ningún esfuerzo por ocultar su estado anímico. — ¿Qué pasa?

— Me siento extraño, Perxas. — Confesó sin rodeos, acercándose al alto. — Reborn me...

— ¡No, tío, Reborn perro! — Exclamó, sobresaltando un poco al de pelo en punta. — ¿Qué te hizo? ¿Le reventamos la casa? — Sugirió con una sonrisa y cierto brillo en la mirada, haciendo reír al otro.

— No, no — Lo frenó, sabiendo perfectamente que era capaz de hacerlo. Luego de un par de segundos, su seriedad volvió. — No me refiero a que me haya hecho algo, sino... — Quería buscar las palabras correctas, pero éstas no llegaban. — Me siento raro con respecto a él y no sé por qué.

— ¿Te gusta el yayo? — Tardó unos segundos en responder. Ahora su sonrisa era de diversión, esos dos discutían tanto que jamás se lo hubiese imaginado. Sí que sentía que había una especie de tensión entre ellos, pero no por eso le impresionaba menos.

— ¡Qué se yo, coño! — Se alteró, molesto consigo mismo por negarse a esa idea durante tantos días. — ¡Es que me hace enojar todo el tiempo, tio! Pero ahora, de la nada, desde hace unas semanas que me está evitando, ni siquiera me mira. — Su voz cada vez se volvía más lastimera. — Al principio pensé que sería momentáneo, pero ahora que incluso hasta se fue solo... No lo sé. Quiero estar con él en su aventura, me estoy dando cuenta de que no me gusta tenerlo lejos... Pero me jode porque tampoco me gusta sentir esto por alguien que de seguro me detesta. — En su mirada reflejaba absolutamente todo, se veía triste, y es que lo estaba. Reborn jamás sentiría algo así, menos por él.

— Pues dile que te gusta. — El pelirrojo le restó importancia al asunto.

— ¡¿Cómo coño le diré eso?! ¡Te acabo de decir que me detesta!

— Que no, que no te detesta. — Se acercó hasta poner su mano sobre el hombro del más bajo, haciéndole saber que contaba con su apoyo incondicional. — Pero si lo hiciera, entonces es mejor para ti, ¿no? Piensa que ya te está evitando, si te rechaza no será muy diferente. Tú ve y dile: "me gustas, ¿te gusto?", y ya verás como sí te quiere.

Dirty dreams // RebornplayWhere stories live. Discover now