🌻Capitulo 31🌻

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Narra Erwin 

Eren se tardó más de lo que cualquiera pudo esperar, por lo que comenzamos a pensar lo peor hasta que la puerta de la habitación se abrió, y de ella apareció el castaño con un mirada baja y con una mueca de desagrado. 

-¿Qué sucedió Eren?- preguntó Levi serio. 

Antes de que pudiera hablar, un chico encapuchado entró y dijo:

-Tomen sus cosas, los llevare a la salida.

-¿Salida? ¿Nos dejarán ir?- preguntó Hanji curiosa.

-Sí, la señora quiere que se vayan.- contestó en chico.

Ese simple comentario causó intriga y curiosidad en el ambiente, no sabíamos qué estaba pasando ni por qué Amelie nos dejaría ir tan fácilmente. 

-Cuando estén listos, avísenme.- dijo el chico.- Estaré afuera.

Después de eso, la puerta se cerró y el silencio apareció en el ambiente mientras todas nuestras miradas estaban expectantes en el titan.

-¿Qué está pasando Eren?- pregunté serio. 

-Hablé con Amelie y conocí mejor sus intenciones.- dijo un poco serio.

-¿Intenciones?- preguntó Armin.- ¿A qué te refieres?

Asintió.

****

-La juzgué mal y fui hiriente con ella, pero ahora entiendo sus razones.- dijo el castaño serio. 

Realmente no esperaba saber su historia de esta manera, esperaba que ella me lo contara cuando estuviera lista, pero ahora nada de eso importaba, solamente quería traerla de vuelta a mi lado. 

-¿Qué haremos ahora?- preguntó Connie curioso.

-¿No suena tentadora la invitación, Levi?- pregunté sereno.

Miré a Levi de reojo, esperando su aprobación ya que él sabía que yo no me iría de aquí sin haber hablado con ella, con o sin ellos.

*Suspiro* - No suena mal quedarnos a comer.- dijo el azabache cansado por mi pequeña actitud de cría.

Sonreí suavemente mientras veía como el resto, especialmente Sasha, disfrutaba de la idea de quedarse a comer y a descansar aunque sea por una noche. 

Esto no era algo que se podía hacer todos los días.

-Bien, avisaré al chico que nos quedaremos.- dijo Hanji relajada.

Asentí y tomé el hombro de mi compañero a modo de agradecimiento.

****

Esperamos un poco hasta que nos llamaron a comer, un hombre nos dirigió por el lugar y al llegar nos dijo: 

-La señora no sabe de sobre su decisión, quisimos darle una sorpresa.

Aquello no nos pareció mala idea, a Amelie le gustaban las sorpresas, pero no estaba seguro de que nuestra presencia fuera grata.

-Esperemos que le guste.- dije sereno, esperanzado que nuestra decisión no haya sido correcta.

Narra Amelie

Me deprimía un poco volver a comer sola, ya que por "reglas" ninguno de los chicos podía comer conmigo, y tendría que que acostumbrarme, aparentemente nadie quería cooperar conmigo y cambiar algunas cosas.

Al parecer me quedaría sola. 

Estaba comiendo cuando la puerta se abrió, miré y me encontré con uno de los chicos, mirándome un poco apenado, supongo que por la interrupción.

Con olor a flores //Erwin&tuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora