12. AMISTAD A TODA PRUEBA

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Gloria se levantó de inmediato y fue por algunos cubos de hielo al contenedor donde se exhibía cerveza, envolvió unos cuantos en unas toallas de papel y regresó con Sánchez para colocarlos en sus dedos ya enrojecidos.

—¿Se encuentra bien? ¿Por qué hizo eso?

El índice, el medio y parte del pulgar fueron los que resultaron más dañados.

—Yo...

Se dolió  y apretó los hielos con los dedos para sentir alivio.

—No lo sé.

—¿En qué viene?

—En mi carro.

—Señor Sánchez, es una irresponsabilidad conducir en ese estado.

—No he bebido, es solo que yo... Yo estaba bien, no sé qué pasó.

—¿Toma medicamentos controlados, verdad?

—No, ninguno. Ya no.

—¿Seguro?

—Se me acabaron.

—Entonces tal vez debería volver a tomarlos. Vamos, lo llevo a su casa, no es prudente que conduzca en ese estado.

—No, no es necesario, solo necesito un momento para descansar.

—No voy a dejarlo conducir así, podría ocasionar un accidente. A menos que quiera ser culpable de alguna otra muerte.

—¿Perdón?

—Vamos. También debería considerar dejar el café por un tiempo. No se preocupe por su carro, lo deja en un buen lugar. Abren toda la noche y hay mucha luz.

Contrario a lo que Trejo creía, a Ele le molestó mucho pasar ante Huerta como alguien débil y mentalmente frágil —qué era justamente lo que acababa de pasar—, y se recriminó a sí mismo por ello. Todo había sido culpa de Davina, que no dejaba de seguirlo día y noche. Se sentía aletargado, confuso y por eso necesitaba cafeína. No deseaba quedarse dormido y atropellar a alguien.

Cansada y feliz por la sesión que acababa de tener con ese casi desconocido, empezaba a sentir que el sueño la vencía

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Cansada y feliz por la sesión que acababa de tener con ese casi desconocido, empezaba a sentir que el sueño la vencía.

—Oye, antes de que te duermas, dime cuánto va a ser porque tengo que irme.

—¿Qué?

—¿Cuánto es?

—¡Oye, imbécil, no soy ninguna prostituta!

—Sí, sí, eres "mesera".

—¡Eres un estúpido!

—Calmada, Mija, no tienes por qué avergonzarte.

—¡Yo no...!

—Bueno, como quieras —interrumpió—. Mejor para mí.

Joel recogió su ropa del piso y salió de la habitación para terminar de cambiarse en otro lado.

ELEWhere stories live. Discover now