44. PRESENTIMIENTO

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Contrario a lo que pensó, Nicolás se vio afectado por lo que acababa de ocurrir. No solo porque imaginaba la pena que sería para su amigo, sino porque luego de hablar con ella, algunas cosas cambiaron entre ambos.

—Nicolás, esto no es una competencia —aseguró Frida mirándolo a los ojos, a lo que él respondió.

No pienso que lo sea.

Sé que ese día, en las escaleras, algo muy turbio se le pasó por la mente.

No sé de qué habla -sonrió nervioso y fingió demencia al verse descubierto.

Pero yo sí. Mire, Nicolás, estamos en el mismo equipo. Ambos lo amamos y no vamos a permitir qué nada peor le suceda. Y yo agradezco infinitamente qué use su poder para ello. Yo lo amo, Nico, ¿Puedo decirle así?

Claro, ¿por qué no? —autorizó a regañadientes, jugueteando con la servilleta entre los dedos.

Y yo sé que usted también, lo ha demostrado. Es imposible no quererlo, es tan dulce, tan puro...

Nicolás observaba atento a la mujer que tenía enfrente y sintió una mezcla de vergüenza y admiración. Se dio cuenta de lo que planeaba aquel día. Al parecer no era tan bueno disimulando sus sentimientos como pensó.

¿Le digo algo? A veces siento celos de usted. Él no deja de mencionarlo al menos una vez al día. «Nico hizo esto», «Nico dijo aquello». Dudo que le hable tanto de mí.

Pocas veces. Pero es porque la dinámica de nuestra relación es muy distinta de la de ustedes. Además, Ele es un caballero muy discreto.

Nico, le prometo qué cuándo él salga de todo esto, no voy a permitir que se aleje de usted. No sería justo para ninguno de los dos.

Al principio, él no entendió esa frase, pero de pronto se le vino a la mente la «promesa» de la que hablaba su prima con Ele y cómo reaccionó cuando descubrió que la había escuchado. Además, claro, de su insistencia porque se alejara de él.

Imagino que no entiende el contexto de lo que le digo —continuó Frida—, pero se lo voy a explicar por qué no me parece justo lo que esa vieja quiere hacer. Esa abogada sin ética, su prima, le hizo prometer a Ele qué se iría o no solo no lo ayudaría a salir, sino que haría todo para hundirlo.

¡Perra! —explotó ante tal información.

Ella no me vio, tal vez no notó mi presencia, pero yo estaba ahí cuando se lo dijo, aunque no podía decir nada. Ni siquiera me podía acercar.

Gracias, Frida. Gracias por todo. Considero qué, si alguien merece su amor, es usted.

La policía tenía ya el área acordonada y empezaban a entrevistar a los testigos

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La policía tenía ya el área acordonada y empezaban a entrevistar a los testigos. Todos dijeron lo mismo, un auto negro con placas de California se detuvo y un hombre con gafas negras y cubrebocas, abrió fuego en su contra en reiteradas ocasiones, sin bajarse siquiera del vehículo.

ELEWhere stories live. Discover now