Capítulo 31: Estaríamos Juntos

3.7K 359 83
                                    

El viernes llegó más rápido de lo que pensé.

Son las siete de la noche, lo que significa que en una hora Louis va a pasar por mí.

Le dije a Dean, que iba a salir con él para hablar un poco acerca de todo lo que pasó estos meses y ponernos al tanto. Me impresionó bastante que me dijera que no había ningún problema. Ya que desde que Louis y yo terminamos, me dijo cuánto lo detestaba.

Y ahora lo aceptaba sin ningún problema.

Tomo una camisa rosa palo y unos pantalones grises, unos tenis blancos y me los pongo una vez salgo de tomar un baño. No sé por qué siquiera estoy nervioso. No sé porqué supongo que todo está bien pero me siento demasiado ansioso. Quizá es porque no he hablado tanto con él desde hace un año. Y no sé porqué me importa realmente.

Cuando miro el reloj de nuevo, veo que ya son las ocho, escucho el auto enseguida y me asomo a la ventana, su auto está ahí, esperándome. Lo veo bajar del auto, no está mirando hacia acá, anda tan casual como yo, así que por esa parte me quedo más tranquilo, cuando se peina con las manos el cabello y lo miro sentarse en el capó del auto, lo miro con más discreción, así que bajo la persiana un poco más y lo miro con atención. Saca su celular y hace una llamada, no dura mucho pero lo veo nervioso.

No puedo escuchar nada pero estoy seguro que no es del trabajo por la manera en la que habla.

Luego de un rato cuelga y voltea hacia acá. Me separó de la ventana al instante y me alejo de la puerta.

Espero que no me haya visto.

Luego de un rato escucho el timbre de la puerta, me acerco a ella y abro. Su olor me inunda las fosas nasales y cuando lo hacen me dan ganas de llorar.

Huele exactamente igual que antes.

—Hola. —me dice.

—Hola. —murmuro desde la puerta.

—¿Nos vamos? Pensé en... Ir a dar una vuelta a pie y luego vengo por mi auto. —asiento.

—Claro.

—Bien. —me dice. Me regreso a tomar mis llaves, mi celular y mi cartera, me acerco a la puerta y cierro desde afuera. No puedo dejar de pensar en su aroma y no sé porqué demonios me da tanta nostalgia y tristeza. Pero es que es tan suyo que siempre relacionaré ese aroma con él. —Te ves lindo. —me dice cuando comenzamos a caminar, lo miro.

—Gracias. —murmuro. —Tú también. —lo miro, él lo hace también y se ríe apenas.

—Gracias. —me dice. —Creciste.

—Un poco. —murmuro. —Ya no tengo diecisiete.

—Lo sé ¿cuantos tienes? ¿Treinta? —me río.

—Gracias por el cumplido. —él se ríe.

—Te ves mejor que cuando te fuiste. —asiento.

—Era un desastre en ese entonces. —digo, jugando con los dedos de mis manos. —Ya sabes, la escuela, los amoríos, mi trabajo, todo me agobiaba demasiado. Quise darme un respiro, también extrañaba a mis padres. Traté de arreglarme en ese entonces.

—¿Y pudiste? —lo volteo a ver, me río por la manera en que lo dijo.

—Aparentemente no.

—No lo creo. —sonrío.

—¿Y tú? ¿Qué hiciste de tu vida?

—No mucho. —comienza. —Me estoy haciendo cargo de la empresa de mi papá, luego de que murió me dejó todas las acciones de su empresa, creo que fue porque creía que Blair iba a ser la madre de su nieto. Así que me dejó todo lo que tenía. —lo miro. —Pero no lo quiero. —asiento.

Cigarettes After Sex ☔︎  Larry StylinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora