Reencuentro

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Habían sido unas largas vacaciones, más de una vez consideró quedarse en ese lugar para siempre, sintiendo la tibia arena entre los dedos de sus pies, el sol en su rostro embadurnado con protector solar, el ruido del viento entre las hojas de las palmeras, probando el diverso menú de bebidas alcohólicas, escuchando el murmullo de las olas, pero sabía que no podía, si bien estaba cómodo y feliz, no se sentía en casa, de alguna manera su hogar se había vuelto esa condenada isla parecida al purgatorio, y lo estaba llamando de vuelta. Dejó su maleta en su habitación y dio una vuelta a su apartamento, de verdad había estado mucho tiempo fuera de casa. Inmediatamente comenzó a ordenar y limpiar el lugar, hasta que no quedó una sola mota de polvo a la vista y cada prenda estaba en su lugar correspondiente, solo le quedaba ese día antes de volver al trabajo, algo en su cuerpo le decía que le faltaba acción, esperaba que su puesto como comisario y jefe le diera esa adrenalina que faltaba en sus venas, mientras tanto sólo le quedaba sentarse en el sofá a ver la televisión y aclimatarse al aire urbano de Los Santos.

Últimamente no tenía mucho que hacer, habían ocasiones en las que realmente se preguntaba si ser agente federal valía la pena, recordar esa época de policía cuando sólo tenía éxitos junto a su hermano lo mantenía optimista, esperaba el día que Gustabo apareciera nuevamente, o que Conway lo hiciera... o Volkov, todos se habían ido sin más, solo había quedado él, pero sabía que a futuro las cosas podían mejorar, había conocido a nueva gente, aunque tampoco podía decirles la verdad sobre quién era, antes de la tragedia de Atenea, ella era un gran apoyo, ahora solo quedaba Willy para escuchar sus penas e historias del pasado, la vida a veces era frustrante. Ingresó a comisaría como si de su casa se tratase y saludó a Willy con la mano, pero su mirada se desvió a una gran figura desconocida hablando en la recepción, se detuvo en seco y observó al gran hombre de cabello gris y bronceado rojizo, en cuanto se percató de quién era dio media vuelta frente a los ojos de todos y salió rápidamente de comisaría de forma instintiva. ¿Acaso era ese el comisario? ¿Nadie había tenido la más mínima intención de comunicárselo, aún cuando hace ya un tiempo había pedido una reunión con él más de una vez? No estaba seguro de cómo sentirse, una mezcla de sensaciones se atascó en su esófago, y no logró salir de ese estado hasta que Willy, que había visto la escena, salió a verificar que todo estuviese en orden.

-¿Agente Pérez? ¿Todo bien? -

Ese muchacho ya sabía toda la historia confusa con el comisario, ¿Y aún así le preguntaba si estaba todo bien? Claro que no estaba todo bien, solo que no podía decírselo.

- Vamos a saludar a tu jefe - le comunicó luego de carraspear.

El policía a cargo de las investigaciones asintió y acompañó al agente hasta la recepción, donde el comisario arreglaba algunos asuntos luego de su larga ausencia. Cuando llegaron frente al ruso, Willy se enderezó e hizo un saludo militar en forma de respeto, mientras que Horacio se cruzó de brazos aún indeciso sobre cómo comportarse. El ruso observó a su subordinado y asintió cordialmente en respuesta, sin perder de vista el plan que había armado a la velocidad de la luz en su cabeza, Willy miró de discretamente a ambos hombres y se retiró con la excusa de que tenía trabajo que hacer, mientras él se alejaba, él agente federal lo maldecía en su cabeza, hasta que esa conocida voz con pesado acento ruso lo distrajo.

- Buenos días Horacio, tiempo sin verlo, veo que se encuentra bien -

No lo había visto desde aquel día trágico con Pogo, luego de tanto tiempo para pensar sobre ello, decidió dejar el asunto de lado y evitar los problemas innecesarios, con Gustabo tendría que esforzarse un poco más... bastante más, pero con Horacio estaba decidido a mantener una relación cordial a pesar de todos los tropiezos que se había llevado en el camino. Lo observó de reojo, tenía algunas cicatrices debido a la explosión, podían verse en sus brazos y la parte izquierda de su rostro, no había dejado la cresta de lado, de alguna forma eso le parecía cómico, si bien había cambiado, seguía teniendo la misma esencia, su rostro se veía más maduro, quizás incluso más serio, eso era extraño en él, esperaba de verdad que fuera solo una ilusión, de alguna forma la positividad y energía del antiguo Horacio, antes del CNI, le traía buenos recuerdos, recuerdos de una época más simple y menos dolorosa, sin percatarse de ello, en su rostro se dibujó una media sonrisa. Mientras tanto, Horacio miraba las leves arrugas en su rostro, de verdad había pasado tiempo, pero todo le quedaba bien al comisario, eso sí que seguía siendo igual.

- Lo mismo digo - contestó manteniendo un tono profesional - espero haya disfrutado sus vacaciones -

- Así fue, me daría incluso la libertad de afirmar que me las merecía - afirmó con cordialidad.

Horacio resopló y sonrió ligeramente.

- A mi me hacen falta unas así, pero quizás un poco más largas - bromeó Horacio relajando los hombros.

Estaban teniendo una conversación común y corriente, por alguna razón Horacio no esperaba que las cosas fueran así, le parecía incluso más probable que las cosas terminarán a puñetazos, le había disparado después de todo, aún cuando habían pasado años, a veces el corazón guarda un rencor sin que uno lo llegue a notar, pero Volkov parecía decidido en dejar el pasado de lado, quizás él también debía hacerlo, después de todo tenía trabajo de hacer y debían manejar los asuntos en conjunto, de alguna forma le emocionaba pensar en tener reuniones con el comisario, se sentía familiar, reconfortante, habían pasado por muchas cosas después de todo, en ese momento era lo más cercano a esa época feliz que le gustaba recordar de vez en cuando.

- Bueno comisario... - comenzó Horacio.

- Dime Volkov - le recordó el ruso.

Horacio sonrió en respuesta.

- Espero que nuestro trabajo conjunto sea fructuoso, cualquier cosa, no he cambiado mi numero... - comentó extendiendo el brazo para estrechar su mano.

El comisario se quedó viendo la mano morena que se extendía frente a él y la tomó con fuerza, al mismo tiempo que lo hacía, extendió su mano izquierda y la posó firmemente sobre el hombro del moreno. Horacio no pudo evitar sonrojarse ligeramente, ese no era el comisario que había visto la última vez. Se parecía más al comisario de años atrás, al que lo felicitó por su buen trabajo, el que lo abrazó un par de veces, el que bromeó con él y le permitió dormir en su cama. Su corazón se encogió por un segundo, pero evitó a toda costa hacerle caso, no iba a caer en ese camino otra vez, iba a mantener una relación amistosa y laboral, iba a ser un agente ejemplar, no el niño que se enamoró de su superior.

- Espero lo mismo ¿Sigue viviendo donde mismo? Un día de estos puede venirse a mi apartamento y nos ponemos al día con un vodka, ¿Le parece? - le ofreció como aquellos días de antaño.

En ese momento, el corazón de Horacio terminó de encogerse para caer directo a su estómago y estallar en forma de mil mariposas, "Oh no, no otra vez" pensó, ahora tenía un problema más. 

Volkacio Valentine 2021Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum