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- Horacio... Me estás ocultando algo - le insistió una vez más.

- ¡Okay! Okay... te dejaré entrar, pero necesito saber algo primero... -

Volkov asintió, esperando a que continuara hablando.

- Me quieres, ¿Verdad? - preguntó cauteloso.

¿Qué podía estar escondiendo que tenía la necesidad de corroborar su afecto hacia él? No se le ocurría que podía ser.

- S-si... - contestó sin más.

Horacio asintió y se volteó para girar las llaves en la cerradura, le había pedido un tour, ¿Cómo podía esconder ESA habitación de él? En cuanto subiera las escaleras y obviara la presencia de la puerta justo frente a las escaleras todo sería demasiado evidente, lo mejor sería evitar pensar mucho en ello y hacer las cosas con naturalidad. Abrió la puerta y dejó pasar al confundido ruso, quien atravesó el marco de la puerta con mucha cautela para encontrarse con una casa completamente normal.

- Acá, - comenzó señalando hacia la izquierda - estoy terminando la cocina, como verás aún me faltan algunas cosas -

Volkov observó el refrigerador en la esquina y el mueble de madera que recorría el resto de la pared.

- Puedes abrir los muebles si quieres, no hay mucho - le aconsejó pensando en utilizar ese tiempo para esconder ciertos objetos en el sofá detrás de los cojines.

No tenía ninguna razón para hacerlo, pero abrió las puertas del mueble para encontrar un par de platos, algunos vasos que no hacían juego entre ellos y algunos utensilios de madera, le parecía extraño que la cocina fuera lo último en completar, para él era lo más importante, pues así se ahorraba el dinero que gastaba por comer afuera.

- Allá, - continuó Horacio desde el otro lado de la habitación - está la mesa del comedor, no la uso mucho, luego acá está la sala, cuando llego a casa, me recuesto en el sofá y veo la televisión - mostró señalando cada mueble.

Volkov observó el sofá con detención, se veía cómodo, todo era completamente normal, ¿Había sido todo eso de afuera nada más que una broma? Quizás solo le preocupaba que no estuviera terminada. Mientras observaba la alfombra bajo la mesa de centro, algo en la esquina de la habitación llamó su atención.

- ¿Por qué tienes el árbol de navidad puesto todavía? - le preguntó recién percatándose de la aguda música navideña.

- Acá siempre es navidad, Volkov - respondió sin dar más explicación.

El comisario decidió ignorar ese detalle y lo siguió por las escaleras hacia la puerta de la derecha.

- Esta es mi habitación - dijo dejando que el ruso ingresara.

- ¿Por qué la cama está al revés? - preguntó de inmediato a notar la dirección en la que estaba puesta.

Lo único que componía la habitación era una cama al centro de la habitación con una gran cabecera, una lámpara que colgaba del techo y un armario mediano.

- No está al revés - se defendió ofendido - Son cosas de feng shui, no lo entenderías - inventó una excusa para su peculiar habitación.

Volkov rio de forma casi imperceptible mientras Horacio le mostraba el baño de la habitación.

- Bueno, - continuó juntando las palmas - te mostraré el jardín ahora - se apresuró a decir mientras lo guiaba a las escaleras.

- ¿Qué hay en esa habitación de allá? - preguntó el ruso señalando la puerta frente a las escaleras.

Volkacio Valentine 2021Donde viven las historias. Descúbrelo ahora