PROLOGO

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¡𝑂ℎ 𝑎𝑚𝑜𝑟 𝑝𝑜𝑑𝑒𝑟𝑜𝑠𝑜! 𝑄𝑢𝑒 𝑎 𝑣𝑒𝑐𝑒𝑠 ℎ𝑎𝑐𝑒 𝑑𝑒 𝑢𝑛𝑎 𝑏𝑒𝑠𝑡𝑖𝑎 𝑢𝑛 ℎ𝑜𝑚𝑏𝑟𝑒, 𝑦 𝑜𝑡𝑟𝑎𝑠, 𝑑𝑒 𝑢𝑛 ℎ𝑜𝑚𝑏𝑟𝑒 𝑢𝑛𝑎 𝑏𝑒𝑠𝑡𝑖𝑎.

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Mucho se habla sobre el amor, pero son pocos los que lo han sentido en su verdadera forma: avasalladora, que te carga y lleva toda tu noción de la realidad, cambiando tu visión del bien y del mal, perdiendo el foco de todo alrededor y enfocando, únicamente, en el que es el blanco de todo aquel sentimiento.

Bella era una de esas personas afortunadas. Amaba a Edward con cada fibra de su ser, un amor creciente, que floreció en las adversidades - que fueron muchas, por así decirlo. Bella y Edward estaban hechos el uno para el otro de una manera extrañamente segura.

Jasper y Alice, Esme y Carlisle, Rosalie y Emmett e incluso Sam y Emily, con toda la relación con Leah. Todos conocieron el amor de sus vidas y eran infinitamente felices. Tenían a alguien a su lado todo el tiempo que iban a vivir y yo, como una amante de las buenas novelas, no podía dejar de suspirar por ello.

Puedo decir que siempre he sido un poco - mucho - engañada en esos aspectos, pero no podría culparme. Crecí rodeada de libros de romance, y siempre soñé con conocer al supuesto caballero de armadura montado en un caballo blanco. Alguien que me quisiera como soy, y me aceptara por completo.

Que me amara con todo su corazón.

Yo quería un amor para toda mi vida, alguien que me abrigara en mis peores momentos, que fuera mi fundamento así como yo también sería el de él.

Encontré al amor de mi vida, pero yo no era el amor de su vida.

Parecía una broma de mal gusto, cuando finalmente encontré el amor, él no me pertenecía: Jacob estaba, irreduciblemente, enamorado de Bella, mi hermana mayor. Él estaba tan ocupado orbitando alrededor de Bella durante los veranos que ella pasaba en la casa de nuestro padre, en Forks, que apenas percibía la forma en que yo orbitaba alrededor de él durante todos los días que estuvimos juntos.

Pero como no todo era justo y de decepciones amorosas la vida estaba llena, seguí adelante. O lo máximo que se podía hacer, amando por tanto tiempo a una sola persona.

Sin embargo, como dije antes, el destino era un bastardo al que le gustaba hacer bromas y, en el momento en que mis ojos se encontraron con los de Jacob en cuanto volví del intercambio que me dejó fuera de la ciudad por dos años, se enamoró irreduciblemente de mí.

Como por arte de magia.

Como por arte de magia

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𝐄𝐕𝐀𝐍𝐄𝐒𝐂𝐄𝐍𝐓, JACOB BLACKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora