Capítulo XXVII

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Sé de qué manera pródiga
 el alma presta / Juramentos a 
la lengua cuando la sangre arde.

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La fiesta se me fue de las manos después de ese cubo de agua fría. Yo estaba exhausta, mi cuerpo pedía descanso y todo lo que hice fue despedirme de mis amigos e ir al coche. Abrí la puerta del conductor y me senté, cerrando poco después. Apoyé mi cabeza en el tapizado del asiento y respiré hondo, cerrando los ojos para intentar pensar con claridad sobre toda la situación.

Una bomba parecía que iba a estallar en mis pies y no veía solución para que no explotara. Y, si eso no fuera suficiente, yo estaba una mezcla de sentimientos, tan confusa que no conseguía filtrar cuáles eran míos y cuáles eran de Jacob.

Tenía cariño, confusión, miedo, preocupación... Era un vórtice de sentimientos dentro de mí, y no sabía cómo lidiar con ellos.

Dos golpes en la ventana me despiertan de mis pensamientos y abro los ojos, mirando en la dirección que el ruido venía. Jacob estaba allí, apuntando hacia el manija y pidiendo que abriera.

Me puse la mano en la cara, pensando dos veces, hasta tres, antes de abrir. Pero al final me incliné hacia la puerta, tirando de la manija para que él entrara y luego él lo hizo, sentándose a mi lado.

— ¿Qué quieres, Jacob? — Mi voz es baja cuando hablo. Me rasco los ojos, queriendo que la cerveza que bebí hiciera efecto, pero el metabolismo de los lobos era más rápido, lo que significaba que no podía emborracharme.

— Lo siento—Simplemente dice, mirando hacia adelante y evitando mi mirada. Sus sentimientos giran en torno a la culpa y yo frunzo el ceño, curiosa.

—¿Por cuál de todas las mierdas que hiciste?

—¿Hm... todas? —Jacob parece inseguro, levantando los hombros y enfocando sus ojos en mí.

— Ni siquiera sabes por qué te estás disculpando, Jacob—Suspiro, girando la llave del coche en la ignición y haciendo que el motor ruga. —Estoy cansada. Quiero comer papas fritas, beber cerveza y ver un buen partido de béisbol en la TV y, con suerte, desmayarme en el sofá. Es demasiado reciente, Jake... Parece que hay un camión pasando por encima de mí. la manada, los vampiros, esa cosa entre nosotros, tener que proteger a Bella, Charlie...

Se quedó en silencio por un tiempo, mientras yo maniobraba el coche para salir del frente de la casa de los Cullen, siguiendo camino por la carretera para ir a casa. Intenté ignorar a Jacob a mi lado, pero su presencia era demasiado fuerte para mí. Su olor parecía una fragancia hecha para dejar mi loba inquieta y mi corazón descompuesto, así como todo en él.

Con la imprimación, todo parecía amplificado. Todo lo que sentía por él era más grande, más fuerte e intenso, y la mayor parte del tiempo lo ignoraba. Ignoraba todo, los sentimientos  que me acechaban todo el día, esa sensación de estar sin lugar o simplemente vacía.

Estar lejos de él desde el beso fue doloroso. Era un dolor físico y tomaba todo mi cuerpo, como si fuera un castigo, por imponer distancia de mi compañero y, saber que esa distancia era completamente culpa suya, hacía todo peor. Culpa suya y de la confusión de sentimientos que tenía.

— Paul y yo nos peleamos— Él finalmente dijo, riendo de lado. Lo miré de soslayo, las cejas arqueadas en confusión. ¿Le habían dado una paliza y se reía?

—Parece que te golpeó demasiado fuerte en la cabeza.

Jacob se encoge de hombros, mirando hacia adelante y prestando atención a la calle asfaltada, rodeada por el bosque.

— Sabes, Ada, eres una de las personas más fuertes que he conocido—Suu voz sale baja, como si se estuviera hablando a sí mismo. — Cuando me convertí, todo lo que sentí fue odio. Odio estar atrapado en la reserva para siempre, cuando todo lo que quería era largarme de aquí y estudiar en una ciudad más grande. Y luego vinieron los vampiros, Bella, y el odio fue en aumento. Todos somos así. Algunos toman más tiempo para controlar el lobo, la ira, pero tú te las arreglaste para manejar todo sin quejarte. Aceptaste proteger a todos dando tu vida a cambio, y nunca dijiste nada en contra.

— ¿Adónde quieres llegar con esto, Jake?

Sus ojos oscuros se volvieron hacia mí, extrañamente brillantes en la oscuridad del auto. Con la visión aguda, podía ver toda su silueta en la oscuridad y sabía que estaba tenso. Al igual que yo.

— Quiero decir, Ada, que eres mucho más de lo que merezco. Me has traído paz al odio que sentía. Calmaste a mis demonios, y aun así me aferré al pasado porque me parecía demasiado irreal que estuviéramos juntos.

Estacioné el coche frente a mi casa, tratando de absorber sus palabras. ¿Qué estaba tratando de hacer? ¿Confundirme? ¿Aceptar la imprimación después de meses? Que se vaya a la mierda.

— Jake, escucha lo que voy a decir porque estoy cansada, de verdad—Respiré hondo, girándome en el asiento para verlo de frente. — Me alegra que te estés deshaciendo de esa obsesión por Bella, de verdad. Pero no me metas más en medio de ese triángulo amoroso. - Mojé mis labios, apartando la mirada de él. — La imprimación no es necesariamente algo romántico. Seremos lo que necesitemos el uno del otro. Y por el momento, no me necesitas como tu alma gemela y me cansé de necesitarte para lo que sea. Sólo me lastimo, y eso no es justo.

—Ada...

— Amarte duele, Jake.

Jacob asintió dos veces, mojando los labios. Sus ojos rodearon por toda la calle, evitando mirarme y, cuando finalmente lo hizo, él parecía triste.

Pero, lo peor de todo, fue que sus sentimientos se callaron para mí. Yo estaba sola dentro de mí, como no estaba desde la imprimación. Por un momento, sentí alivio, pero después me sentí vacía. Como si no sentir a Jacob fuera como si me quitara una parte de mí.

— Siento haberte lastimado, Ada—Habla bajo, abriendo la puerta del auto.

Y luego salió corriendo al bosque, dejándome sola en el auto y atrapada con mis propios sentimientos. Apoyé mi cabeza en el volante, respirando hondo y evitando que las lágrimas cayeran por mi rostro. Yo ya había llorado demasiado por Jacob y parecía cruel que sólo yo fuera la persona que sufría.

Respiré hondo, esperando que todo cambiara de ahora en adelante.

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𝐄𝐕𝐀𝐍𝐄𝐒𝐂𝐄𝐍𝐓, JACOB BLACKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora