Dark Secret° Zodiaco [INZ #2]

𝑪𝒂𝒑𝒊́𝒕𝒖𝒍𝒐⁶ 𝐷𝑒𝑎𝑑𝑙𝑦 𝑎𝑡𝑡𝑟𝑎𝑐𝑡𝑖𝑜𝑛

Nadie sabe el verdadero dolor que implica a ver conocido a tu verdugo y a verlo amado. 

Katya caminaba por el campus a oscuras, sin mayores intenciones de prender su teléfono para alumbrar el camino de cemento. Había pasado una hora desde el toque de queda, los guardias ya deberían haberse ido a dormir como comúnmente lo hacían.

La chica simplemente no lo entendía y de cierta manera le daba rabia.

Arismendi era el Internado más caro del mundo, con las mejores tecnologías y profesores que hayan existido jamás. Pero para ella en cuanto la seguridad, aunque fuera buena en ciertos aspectos, en otros era un puto fracaso.

Aunque no pasara nada, aunque no hubiera estudiantes en los pasillos o alrededor del Internado, se supone que les pagaban por hacer rondas. Por asegurarse de que, aunque fuera improbable, no pasaran nada.

Bien para ellos eso era impensable.

¿Qué mal iba a suceder en un lugar repleto de niños ricos y obedientes?

Ese era el problema, se confiaban con la idea de que jamás iba a suceder nada malo, que era impensable. Por lo mismo jamás actuaban de manera correcta, los guardias se iban a dormir luego de su primera ronda y poco pensaban en lo mal que hacían.

Porque tenían culpa, joder que la tenían.

Incluso con la muerte de Isabella, nada había cambiado. Katya entendía que todos pensaran que se suicidio, que no hacía falta demasiada vigilancia, que ella fue la que acabo con su propia vida.

No había necesidad de tener miedo, ¿Verdad?

Katya, aunque tratara de verse valiente no lo lograba, solo tenía dieciocho años. Camino con cuidado de que no la descubrieran, entre los arbustos y pasadizos más oscuros que encontró.

Cada vez se volvía más buena en eso.

Su pecho palpitaba nerviosamente y la adrenalina luchaba de manera férrea en mantenerla en un estado de alerta constante. Todo empezó cuando recibió ese mensaje, esa persona quería conversar con ella y Katya estaba preparada para preguntarle todo en respecto a su mejor amiga.

Necesitaba saciar sus dudas, y encontrar respuestas.

Tal vez su amiga tenía razón y todo esto era un pura y maldita confusión, quizás Isa si se suicidó. Pero ya no pudo retroceder; Se internó en el bosque.

Se fue adentrando poco a poco sin mirar hacia atrás, y entre más caminaba más se alejaba de su vía de escape. Los árboles ocultaron levemente su visión hacia la luna, escuchaba sus pasos en un siniestro silencio.

Tú puedes hacerlo.

Dio una bocanada de aire tratando de controlarse, intentando no pensar en los pequeños ruidos que escuchaba a su alrededor. Nadie conocía su rostro, o el de algunos de ellos, no tenía la menor idea de que cuantos eran.