Dark Secret° Zodiaco [INZ #2]

𝑪𝒂𝒑𝒊́𝒕𝒖𝒍𝒐 ³⁰ 𝐻𝑒𝑙𝑙 𝑜𝑛 𝑒𝑎𝑟𝑡ℎ

Dicen que los doctores tienen complejo de dios. Una certeza total de sus habilidades, una confianza que los hace transitar entre la vida y la muerte. Casi como si fuera un juego. No sé si todos los doctores son así. Pero Trinidad, ella sí que jugaba a ser dios.

Miles de estudiantes pasaban a nuestro alrededor como una manada, como una inmensa jauría de animales puramente salvajes. Había rostros en todas partes, en cada rincón del Internado, y aquello hizo que la ansiedad recorriera mi cuerpo.

Sentía que todos esos ojos estaban puestos en nosotras, que alguien maquiavélico nos estaba siguiendo, observando desde las fauces oscuras. Mis manos temblaban, jadeaba en busca de aire, era aterrador, era sumamente terrible pensar en que estábamos en el ojo del huracán.

Que quien sea que se haya llevado a Payton nos podría estar mirando.

— si Luka y Ayana están hablando con la directora será mejor que busquemos en otra parte — me gire para mirar a la asiática. Cath estaba sentada a mi lado, seguía tratando de mandarle mensajes a la rubia. — Gigi dijo que los vio salir con un basurero, p-puede que...— soltó un tanto nerviosa — puede que sea buena idea ir al basurero, quizá podremos encontrar algo.

Negué de inmediato.

— no creo que sea buena idea la verdad —contesté en voz baja— quien sea que le haya hecho, es inteligente. Debe tener vigilado absolutamente todo, y además tenemos otro problema.

— ¿Cuál?

— las cámaras, a Hanna la tenían controladas a traves de ellas— comente mirando a los estudiantes a lo lejos — deben tenerlas en todas partes, en cada rincón del internado.

Recuerdo despertar y ver a Gianna sentada frente a la puerta, sus ojos estaban rojos de tanto llorar, tenía una cara de sumo pánico, de un terror tan férreo que heló mis huesos de tan solo mirarla.

Algo malo había pasado.

Ella nos contó todo.

Aquellas personas con máscaras de conejo, como un viejo teatro de un escenario sumamente antiguo, de nuevo, nos dejó perturbadas. El remordimiento subido por mi garganta, la tristeza, la impotencia, todo ello me llegó de golpe.

Se habían llevado a Payton, ellos de alguna manera sabían que yo no iba a estar en la habitación, esperaron a que estuviera sola, la deje sola. Mi enojo hacia ella se estaba disipando, todo empezó cuando nos relató la verdadera historia de este lugar que pude ir entendiéndola.

No tuvimos que dejarla sola, si tan solo hubiéramos estado más atenta, ella estaría con nosotras.

¿Está viva? ¿Qué le hicieron?

¿Dónde la tienen?

Había demasiadas cosas que no entendía, que no me cerraban, que cada vez que las pensaba, el miedo volvía en mí. Estaba tan enojada con ella por no decirme la verdad, que me había cegado, que no había visto la realidad como lo era.