𝑪𝒂𝒑𝒊́𝒕𝒖𝒍𝒐 ³² 𝐷𝑎𝑟𝑘 𝑆𝑜𝑢𝑙𝑠

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Ella desde muy pequeña sabía de la existencia de personas malvadas en este mundo, personas que no son capaces de sentir empatía, que disfrutan con el dolor ajeno, monstruos sin piedad capaces de cometer crímenes atroces, inimaginables

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Ella desde muy pequeña sabía de la existencia de personas malvadas en este mundo, personas que no son capaces de sentir empatía, que disfrutan con el dolor ajeno, monstruos sin piedad capaces de cometer crímenes atroces, inimaginables. 

Monstruos como su abuelo. 

Amon Fish para Phoenix, desde que supo la verdad, siempre fue el eterno dueño de sus pesadillas, de sus inseguridades, sin poder evitarlo, se había apoderado de parte de su alma con una corta edad. 

Su padre solía decirle que no podía evitar que aquellas personas existieran, que no era su culpa que cometieran aquellos pecados, pero que, si quería, podía contribuir cuando fuese mayor, en atraparlos para que dejaran de causar tanto sufrimiento. 

Que no tenía por qué convertirse en lo que fue ese hombre, que no tenía que vivir con la culpa de lo que hizo. 

Phoenix siempre fue una niña muy curiosa, muy inteligente, ella buscaba por donde fuese, se pasaba horas y horas navegando en internet queriendo recopilar información sobre ellos. De tal manera, que ese miedo de poder ser parte de esas bestias, se mitigara. 

Más pronto que nunca, ese sentido de justicia formado por su padre y sus tíos, floreció, así fue como ella misma quiso entrar a Arismendi. Quería seguir firmemente sus pasos, quería saciar su curiosidad de cierta forma. 

Le había escondió un gran secreto a su padre, uno que, pese a todo, quería cumplir

Phoenix deseaba ver a un monstruo, a un Dragón, deseaba con todo su ser investigar el comportamiento de alguien que no puede sentir, de alguien malvado, quería entender por qué lo hacen, que los motiva. 

Quería entender y saber lo que era un Psicópata o un sociópata. 

De esa forma, destruirlo desde adentro, acabar con él como destruyeron a Amon Fish, puede que esa forma la tristeza de ella por esos pecados realizados por su sangre, fuesen expirados, como un regalo para esos chicos que ahora están en el cielo. 

Se tardo un poco, pero lo noto. 

Todo había empezado como un engaño, ella quería mucho a Altair, pero en el fondo, muy en lo profundo, ella no lo amaba, solo quería cumplir con lo que le prometió a su padre. Si bien, en ese instante luego de esos pocos meses, que empezó a entender.

Veía esos ojos observarle, estaban sobre ella todo el tiempo, incluso cuando dormía. 

Con tan solo trece años, inició su travesía, comenzó a investigar por su cuenta, a seguirlo como sabía que él la seguía a ella. Les hizo caso a las señales, a esos pequeños detalles que la hacían sorprenderse. 

A esos regalos que llegaban de la nada, a esos miles de advertencias.

Phoenix no estaba asustada, nunca lo estuvo, aterradoramente para todos, esa chica estaba feliz, emocionada por saber que estaba a un paso de conocer lo que tanto buscaba. 

Dark Secret° Zodiaco [INZ #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora