A Martina realmente le resultaba tedioso cocinar sólo para él, prefería el ambiente bullicioso y desenfrenado de la cocina del restaurante, sin embargo era una profesional y como tal cumpliría con su trabajo, sólo debía ignorar para quien iba destinado el plato y sólo disfrutar del proceso.
Todo estuvo listo a la hora señalada en la hoja, y sólo esperaba que él llegara para servirle, pero eso no sucedía, pasaron treinta minutos, luego una hora, después dos y ya sabía que definitivamente había cocinado en vano. Suspiró y llamó por primera vez a Anna para que ella le informará qué debía hacer, quizás no era requerida y podría irse a su casa, eso sería lo único bueno que le habría pasado en el día y le ayudaría a relajarse un poco, porque aunque trataba de mirar la situación de la mejor manera posible, sólo le parecía un completo absurdo, estaba desperdiciando su tiempo y su talento sólo por los caprichos de un hombre que más parecía un niñato malcriado.
-Lo siento Martina pero el señor Richard ha ido a almorzar con una amiga que ha venido a buscarlo.
-Entiendo- dijo sin exigir mayor explicación, no tenía ninguna relación con el hombre y era entendible que quisiera pasar tiempo con una amiga o quizás una novia, negó con la cabeza restándole importancia y repitiéndose la nula relación que había entre ellos –¿Entonces podría irme más temprano?- cruza los dedos ansiando una respuesta positiva – quizás él tampoco desee cenar aquí y yo ya he preparado algo así que sólo tendría que calentarlo y servirlo, creo que hasta él es capaz de hacer algo tan sencillo- expresa demostrando su molestia, pero Anna se limitó a repetirle las órdenes que había recibido de su jefe.
-El señor Richard me dijo que deberías esperar en su habitación hasta que él llegue
-¿Qué? ¿Por qué?, realmente no es necesario, me siento encerrada en este lugar- se lamentó
-Lo siento Martina, pero son sus órdenes- se excusó la mujer sin dar mayor explicación.
-¿Y sabes a qué hora vendrá?- preguntó enojada y cuestionando su racionalidad, porque ésta le demandaba cumplir con su trabajo, pero el resto de su ser le exigía irse de inmediato
- no lo sé, no me lo informó
-Pero esto es un abuso- dijo en tono alto la de cabello oscuro
-Debo colgar, ha llegado alguien a quien debo atender- dijo la mujer al otro lado de la línea y acto seguido cortó la llamada.
-Esto no puede ser verdad, en qué momento me metí en una situación así, sólo fue un polvo, el mejor que recuerdo, pero un polvo al fin y al cabo, y qué si le dejé dinero, sólo fue una equivocación, soy humana y los humanos nos equivocamos y mucho, muchas veces porque no somos perfectos..... ¡agh!- finalizó su monólogo e inmediatamente salió de la suite para dirigirse a la oficina de Richard ahí lo esperaría y le cantaría unas cuantas verdades, y si se demoraba por lo menos podría hacerle compañía a Anna, quien después de todo no era mala, sólo muy profesional.
Al salir del ascensor, caminó lento sabiendo que no tenía prisa porque debía esperar a que su jefe el idiota llegara, pero una voz la hizo parar en seco, al reconocer que se trataba de él hablando con su secretaria, así que pensó que finalmente la suerte le sonreía y ya podría terminar de una vez con esta situación.
-No te debes preocupar por ella, es sólo una semi chef qué más tendría que hacer sino esperar para cocinar. Además no tiene más talento que una cocinera de casa normal, lo que me hace cuestionar las exigencias de contratación en la cocina del restaurante, quizás el chef ve otras cualidades que no hacen parte de la elaboración de alimentos- expresó aquel sin ningún reparo mientras Anna sólo lo escuchaba y se veía molesta por aquella declaración.
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Martina en busca del O
ChickLitMartina Risso, años atrás su vida no fue sencilla después de quedar embarazada y ser obligada a casarse como consecuencia, para convivir con alguien que nunca la satisfizo sexualmente ni la amó. Pero ahora, como adulta y alejada de su familia es una...