Capítulo 30

83 8 1
                                    

-Eso estuvo delicioso- expresó él realmente satisfecho, no recordaba haber comido antes algo que le supiera tan bien, pero definitivamente que la mujer de la que estaba enamorado le cocinara y demostrara así su correspondido afecto tenía que influir en aquella comida haciéndola saber mucho más deliciosa. Aunque dejando su relación de lado y tratando de ser objetivo Martina realmente era muy buena con lo que hacía, podía clasificarla como una excelente chef, por lo cual pensaba que ella no estaba para buscar trabajos secundarios y poco reconocidos, sino que ya era momento de que pudiera exhibir su arte ocupando totalmente el protagonismo, pero aquellos pensamientos los dejó sólo para él por el momento.

-Es momento para el postre- ofreció ella con una sonrisa pícara que para él no pasó desapercibida. Martina se levantó y fue hacia el refrigerador del cual sacó una tarrina en la que podía observarse la imagen de bolas de helado. Él no era muy proclive a ingerir ese tipo de calorías que sabía no le hacían algo bueno a su cuerpo, pero la mirada de Martina le hacía desear devorar lo que ella quisiera.

Aquella tomó una cuchara y destapó el recipiente plástico dejando al descubierto el cremoso helado de chocolate que en éste había.

-Sabes, lo he estado pensando desde hace un rato y me preguntaba si querrías cumplir una de mis fantasías- expresó con los ojos brillantes.

-¿Una de tus fantasías?- preguntó curioso y ella asintió en respuesta

-Me gustaría embadurnarte de helado y saborearte con mi lengua- dijo con valentía pero también con algo de vergüenza sintiendo cómo se calentaban un poco sus mejillas.

-Vaya, que fantasía tienes- señaló enarcando una ceja y mostrándose un poco serio al respecto, se levantó de la silla del comedor y caminó hasta ella hasta tenerla en frente, aún serio miró hacia el helado, extendió uno su dedo índice y tomó un poco del cremoso chocolate, el cual se sentía frío al tacto y con alguna lentitud lo llevó hasta su cuello dejando una línea en éste, para luego ofrecerle aquella zona de su cuerpo acercándose e inclinándose un poco más.

Martina sonrió de forma amplia y entendió que tenía permiso y aquello tan sencillo la hizo sentir realmente feliz. Ella siempre imaginaba hacer cosas un poco más locas y atrevidas, pero no había tenido con quien experimentar y algunas de sus ideas las había reflejado en sueños, en los cuales Owen era el protagonista, desde que lo había conocido.

-Estoy esperando- dijo aquel mirando de reojo y acercando aún más su cuello para dar mayor acceso a esta zona de su cuerpo.

Martina se acercó y extendió su lengua la cual recorrió de forma lenta la línea de chocolate que después saboreó relamiéndose los labios.

-No lo había pensado antes, pero esto se siente realmente bien- afirmó aquel ahora tomando un poco de helado de nuevo en su dedo, sólo que esta vez éste no lo esparció sobre él sino sobre los labios de Martina, quien lo miraba expectante demostrando su agrado y su naciente excitación.

Ahora la lengua de Owen salió de su resguardo para delinear los labios carnosos y ahora oscuros gracias al chocolate, en ellos había un sabor que al tacto con la piel de Martina daba cuenta de una nueva experiencia, le hacía más exquisito y extremadamente provocativo.

No quería decirlo, pero no había previsto la reacción de su cuerpo al contacto con la lengua de su novia, porque aquella suave y aterciopelada caricia que ella le había hecho sentir en su cuello había generado una especie de corriente eléctrica que había recorrido su cuerpo hasta hacer palpitar su pene, el cual ya no estaba tan en reposo como hasta hace un momento.

Sin duda Martina era extremadamente seductora, pero lo más tentador y embriagador era que ella no era consiente de aquello.

-¿Te gustó el sabor?- preguntó ella con las mejillas muy sonrosadas y las pupilas dilatadas, algo que ahora le entretenía a él porque podía enternecerlo y emocionarlo al mismo tiempo.

Martina en busca del OWhere stories live. Discover now