Moralmente Incorrecto(+18)

Capítulo 15

—¿Está todo bien?

La pregunta de Tadeo me hace darme cuenta de que he estado sin ser consciente de mi alrededor, y más sumergida en mis pensamientos.

Con cuidado de no levantar a mi hija, la acomodó en la cama.

—Realmente no estoy bien—susurré cuando me acerqué a él, y cerré con cuidado la puerta de la habitación—, estoy preocupada.

Podía sentir su mirada en mí, y me sentía avergonzada y a punto de llorar. ¿Cómo había cambiado las cosas? ¿Por qué no podía hacer las cosas sin dañar a alguien?

—¿Qué sucede, amor? —preguntó Tadeo mientras se acercaba para abrazarme. Sin poder evitarlo más, me eche a llorar.

—Estaba tan asustada. Creí que iba...—no pude continuar hablando por el nudo en la garganta. Estaba asfixiándome las posibles consecuencias de lo que acaba de hacer—. Lo único que me interesaba era sacar a mi hija de ese lugar. Realmente tenía mucho miedo por ella. No quería que le hiciera algo.

Sus brazos me apretaron mientras escuchaba lo que le decía.

—Dime que paso.

Cerrando los ojos, me presioné a su pecho mientras le contaba lo que había pasado.

—Él llegó borracho. No tengo idea de porqué, pero me culpó de que su amante lo hubiera dejado. Como si hubiera sido mi culpa...—me acercó a su cuerpo cuando empecé a temblar—. Después me miró como si me odiará.

—¿Te golpeó?

Negué con la cabeza mientras recordaba lo que había sucedido.

—No...—me detuve un momento para respirar, pero mis sollozos no dejaban que lo hiciera. Me sentía ahogar—. Pero...—me detuve.

Realmente no quería que supiera lo que había intentado hacer Liam.

—Pero...—instruyó para que continuará.

Intenté alejarme, pero él no me dejó. Tomo mi rostro en su mano, y me hizo levantar mi rostro para verlo. Su rostro estaba furioso, pero se veía que buscaba controlar la ira para no asustarme.

Dude. No quería que supiera que había estado cerca de que me ultrajaran, pero no quería guardar secretos. No a él.

—I-intentó tocarme—su semblante se endureció, y continué rápidamente—: Pero no hizo nada más. Lo detuve. Aunque, él también dijo algunas cosas desagradables. 

—¿Qué te dijo?

Negué con la cabeza.

—Realmente no importa. Él ya no importa.

—Delyla...—tomé su rostro, e hice que me viera.

—Por favor, Tadeo. No quiero decirlo.

Observaba que se sentía impotente, pero al ver mis lágrimas, terminó por darse por vencido y con un agarre firme, tomó mi rostro para que lo viera.

—Sea lo que sea que te haya dicho para hacerte sentir mal, no debes de creerle. Es un imbécil y todo lo que salga de su boca es pura basura. —parpadeé mientras asentía temblorosa—. Dime que crees mis palabras, amor.

Asentí.

—Te creo.

En un instante, estuve de nuevo en sus brazos.

Lagrimas se derramaron sobre mis mejillas. Cada una representaba dolor, desesperación, miedo y alivio. Ahora me sentía a salvo, pero también sabía que Liam no se iba a quedar de brazos cruzados. Lo conocía lo suficiente para saber que algo haría para herirme.