Todo fue un sueño

1.2K 80 20
                                    

Me levanté nerviosa y temblando. Suspiré al ver a George.

Este se fue desperezando poco a poco.

- ¿Qué pasa Tn? - me preguntó cansado.

- George, estoy loca. No te lo tomes a mal, pero he soñado que nos poníamos los cuernos - entre el suelo y lo que le contaba, me miraba como si estuviera loca - Sí. Yo me acostaba con Fred y tú con Angelina. Es loco, ¿verdad? Además de que los trillizos no eran completamente tuyos.

- Dime que no me has puesto los cuernos - dijo él frotándose un ojo

- No. Claro que no - me quejé. - Con lo que me ha costado tenerte. Además de que si necesito algo, puedo pedírtelo a tí. No a Fred. Él me engañó. ¿Cómo voy a salir con alguien que me engañó para ponerte celoso?

- Entonces todo va bien. Vuelve a dormir o te tendré que castigar por ser una niña mala. - dijo volviendo a cerrar los ojos - Todo fue un simple sueño.

- ¿Me castigarás? - pregunté emocionada olvidándome del tema

- Por despertarme sí - contestó bostezando.

Me tiré encima suya y empecé a hacer drama - Oh papi, me he portado mal. Merezco un castigo.

- Te lo vas a llevar al final, y no te va a gustar.

- Estás tardando pelirrojo.

- Tengo sueño baby, cuando me levante, veré qué hacer contigo.

Bufé - Pues voy a hacer el desayuno ya que tú no me das amor.

Iba a levantarme, pero los niños llegaron corriendo.

George suspiró cansado teniéndose que levantar. Sonreí cariñosamente a mis hijos.

- Buenos días - saludaron todos.

- Niños, papá está cansado. ¿Por qué no bajamos a hacer el desayuno y lo dejamos dormir un rato? - sugerí acariciando el pelo de mi pelirrojo.

- ¿Papi cansado? - preguntó Anna acercándose a él. George le sonrió y la cogió poniéndola encima de la cama

- Sí amor. Papá está cansado. Ha trabajado mucho. - respondió él

- Mamá también ha trabajado mucho - me defendió Stella - Y ahí la ves. Más fresca que una lechuga.

- ¿Las lechugas son frescas? - preguntó Daniel sorprendido.

- Sí Dan - respondió Freddie - Lo son. Además,eso es un dicho.

- Venga, papá se tiene que volver a dormir - dijo Mery metiendo prisa.

- Vamos bajando y que mamá se cambie, ¿no? - preguntó Edgar.

- Ese es mi niño - dijo George orgulloso. - ¿Lo es verdad?

Asentí cien por cien segura. Que yo sepa, George era el único hombre con quién lo había hecho.

Los niños salieron, y nos volvieron a dejar solos.

- Georgie - lo llamé. Él hizo un ruido extraño dormido - Tú me quieres, ¿verdad?

- Yo te amo. No tenga dudas pero si muchas pruebas - lo abracé aún estando él arropado con todas las sábanas.

- Yo también lo hago. - besé su mejilla y me empecé a cambiar.

- ¿Por qué tienes que ser tan guapa? - me preguntó desde la cama poniendo morritos.

- Que no lo soy - me quejé. - Ese eres tú. Te has quedado la belleza, y se la has repartido a los niños, y me has dejado sin nada.

Él se levantó y empezó a besarme el cuello, mientras ponía sus manos en mi tripa. Yo sólo tenía puesto la ropa interior, y sus manos eran cálidas.

- ¿No tenías sueño? - pregunté divertida

- No enfades más a papi, ¿vale? No empeores tu castigo. - dijo mordiéndome el lóbulo de la oreja.

- ¿Cuál es mi castigo?

- No vas a poder tocarme ni besarme en todo el día. Pero yo sí puedo hacerte lo que quiera. - ese era el peor castigo que George podía poner. Parecía poco, pero él es tan perfecto, que siempre estamos divirtiéndonos el uno con el otro, pero no poder tocarlo, eso es peor que el infierno. Te quema por dentro y todo.

- Georgie - me quejé.

- Ah no. Ya te he dicho que tendrías consecuencias. Tú has pedido castigo. Yo te lo doy - metió una mano en mi intimidad y empezó a jugar - Tampoco vas a poder hacer ruidos así. Ni poder besarme.

Justo cuando iba a llegar al mejor momento, sacó la mano, sonrió y se fue. Maldije para mis adentros, y terminé de vestirme.

La mañana fue intensa. George estaba a mi lado, y de vez en cuando me provocaba sin que los niños se dieran cuenta.

Por la tarde, fuimos a La Madriguera. Y cuando vimos a Fred, George puso una mano sobre mis hombros, celoso.

Sonreí, me encantaba que se pusiera celoso - Tranquilo Georgie, estaré bien. No voy a ponerte los cuernos.

- Nunca se sabe - dijo antes de besarme la frente. - Hola Fred - fingió su sonrisa.

Angelina levantó la ceja sospechando de George, pero no dijo nada. Fred iba a abrazar a su hermano, pero George pasó de él yendo a la cocina, aún agarrándome.

Molly nos llamó a sentarnos, y mientras, George jugaba conmigo por debajo de mesa. Molly nos contaba algo importante de la familia, personera difícil prestar atención con George así. Y el imbécil sonreía.

Cuando terminaron de debatir la cuestión de quién heredaba qué de la familia, todos volvieron a sus casas.

Nosotros, al llegar a la nuestra, George me tiró sobre el sofá.

- Hemos dejado a los niños con mi madre. Tenemos tiempo. Me hubiera gustado disfrutarlo, pero te portas mal baby. Así no podremos jugar - me mordí el labio nerviosa.

- Pero has aguantado bien, y el día acabará pronto. Te voy a levantar el castigo - me levanté para poder besarlo, pero me separó - Pero no lo vuelvas a hacer. Papi tenía ganas de tí. Y esto ha parecido un castigo para ambos.

Asentí, y él sonrió besándome con pasión y lujuria. Le quite la camiseta, mientras él me desabrochaba mi camisa. Seguimos besándonos.

- Y no me seas infiel - me ordenó.

- En la vida - dije sonriendo. - Tú tampoco.

- Tengo lo que quiero contigo.

- ¿Lo prometes?

- Siempre.

Magic between us (George Weasley y tú)Where stories live. Discover now