GoYuu OS

Atraído [NSFW]

[OJO PIOJO:
Bottom Gojo Satoru]

El brusco sonido de la puerta abrirse no fue lo suficiente para distraer a Yuuji de la película. Seguía atento a ella, teniendo el Cursed Corpse entre sus manos durmiendo. Estaba aprendiendo rápido a controlarlo, sin dudas era un chico increíble.

Satoru sonrió sin mostrar los dientes, aunque sintiéndose algo ofendido porque estaba siendo ignorado. Se acercó a donde estaba el ojimarrón, y le dio un abrazo desde atrás, tomándolo por sorpresa.

—Yuu~ji.

—¡Ah, Gojo-sensei! –Por poco el oso sale volando de entre sus manos, y miró detrás suya–. ¿Qué hace aquí?

Se suponía que su sensei no llegaba hasta mañana. No estaba muy seguro de la hora, pero sabía que era casi la anochecer.

El albino se separó de él, retrocediendo tan solo unos pasos. El menor finalmente volteó todo el cuerpo para poder mirar mejor al contrario, sin levantarse del sillón, aunque mostrándose confundido por esas acciones. Debido a que la única luz que había era la televisión, no pudo darse cuenta al instante qué quería Gojo-sensei que mirara.

—¿Acaso no ves lo que tengo puesto?

—Hmmm –Lo miró con detenimiento, y fue bajando poco a poco hasta que, finalmente, notó a lo que se refería.

Cuando Gojo se percató de su mirada, hizo una pose algo extraña para lucirse, solo por instinto. Itadori soltó un bufido para luego empezar a reír como loco.

—¡Jajaja! ¡¿Qué diablos estás usando?!

—Una falda, ¿no es obvio?

Sí, eso era. Las blancas piernas de Satoru estaban al descubierto, mientras usaba una falda oscura que podría asegurar que pertenecía al uniforme de la escuela; no se quiso preguntar que porqué la tenía. Para Yuuji, aquella prenda le quedaba sumamente graciosa a su profesor.

Pero, la verdad, no es aquella reacción que Satoru quería de parte de él.

Cuando ya se detuvo su carcajeo, soltó un suspiro aliviado mientras pasaba su mano por sus ojos. Se quedó mirando unos segundos al mayor, y volvió su concentración hacia la televisión.

—¿Sólo vino para eso, sensei? Debería tomarse las cosas más en serio.

El albino no tardó en ponerse frente al televisor, haciéndole fruncir el ceño. Gojo parecía, de cierta forma, molesto. ¿Acaso dijo o hizo algo para que lo estuviera? No estaba seguro de ello.

—Yuuji –Pronunció su nombre con un toque de reproche, llevando sus manos hacia sus caderas–. ¿No me dirás nada más?

El pelimarrón alzó la ceja, sin entender a qué se refería él con eso. Miró hacia otro lado, pensando en qué le podría decir para arreglar su humor.

—Uhm... ¿Te queda bien?

Al ver que ponía una sonrisa en su rostro se alivió, pero este alivio no duró demasiado cuando se empezó a acercar peligrosamente a él.

—Yuuji, ¿acaso no te gusta?

Se apoyó más en el respaldo del sillón, mirando atento al contrario. Tragó saliva, sintiéndose arrinconado por estar en esta situación.

—¿C-Cómo eso?

—¿No te gustan las faldas?

—Ah... Sí. Son atractivas.

—¿Y? ¿Te parezco yo atractivo?

Sin haberlo previsto, su profesor se sentó a horcajadas sobre él, haciendo que pasase un escalofrío por su cuerpo. Miró hacia abajo, teniendo las sugerentes y trabajadas piernas del hombre a su deguste. Pestañeó varias veces, su cuerpo estaba estático, sin saber cómo reaccionar.