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maratón 2/2


     CON SUS COSAS LISTAS, ISABELLA TOMÓ EL AVIÓN JUNTO A SUS PADRES. El viaje fue largo, pero no aburrido, al llegar a Londres y hacer todo el papeleo en el aeropuerto, un auto los fue a buscar, hasta dónde Isabella se había enterado, era un amigo muy cercano a su padre, a quién había conocido en Estados Unidos, pero había sido ascendido de puesto a Londres y la verdad le estaba yendo bastante bien. Se iban a quedar en una casa por donde vivía el hombre, que estaban alquilando o algo así sabía Isabella, y la verdad es que el viaje en auto si fue bastante largo, ya eran casi las cinco cuando llegaron a la casa, y era realmente hermosa.

Después de agradecerle al amigo de David, el padre de Isabella, entraron a la casa  y lo primero que hizo Isabella fue buscar las habitaciones y lanzarse en una de las mismas.

—Pensé que irías directo a ver a tú novio el británico —dijo su papá, haciéndola soltar una carcajada.

—Tengo dos meses para él aquí —David hizo una mueca, negando, cosa que la hizo reír de vuelta, se acercó a dejar un beso en su frente e Isabella en pocos segundos cayó rendida.

Fue una siesta de pocas horas, porque el cambio horario era algo difícil de acostumbrar, sin embargo, no tanto. Se levantó a eso de las siete con treinta minutos, y después de darse una ducha y ponerse pijama, bajó las escaleras.

—¿Necesitan ayuda con la cena?

—Hoy cenaremos con Matthew y su familia —dijo Diana mirándola con una sonrisa—. Preparé una lasaña para agradecer por la bienvenida, pero gracias por ofrecer tú ayuda, cariño.

—¿O sea qué me tengo qué quitar la pijama?

David soltó una carcajada.

—Si no quieres, no.

De igual manera Isabella terminó poniéndose un vestido sencillo y peinándose.

Respondió los mensajes de Louis que estaba ansioso por verla, y ella también, no mentía, así que después de avisarle que iría a cenar con los vecinos temporales —según ella— y que Louis la hiciera reír por un momento de celos, Isabella guardó sus cosas y salió con sus padres hasta la casa de en frente.

Tocaron el timbre y no tardó mucho en abrir un castaño bastante alto, que sorprendió a Isabella. Tenía los ojos azules, y una sonrisa bastante bonita.

—Hola, buenas noches, deben ser los Courtney, bienvenidos a Londres —dijo él, y definitivamente Isabella amaba la voz de los británicos— yo soy Matteo, bienvenidos a nuestra casa.

—¡Muchacho qué grande estás! Es más que obvio que no te acuerdas de mí porque tú padre se mudó aquí cuando tenías como tres años —los dos se rieron— pero gracias por la cálida bienvenida, está es mi esposa, Diana, y esta es mi hija, Isabella.

𝗜𝗡 𝗟𝗢𝗩𝗘.Where stories live. Discover now