Capítulo 7

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-Si hubiera sabido que estaba con ella…

-No es tu culpa.

-Podría haber prestado más atención cuando le llevaba los medicamentos.

-Severus…

-Tendría que haber prestado más atención –repitió –Pude haberlo rescatado antes…

-Severus, no –exclamó Dumbledore con enojo –No voy a dejar que te eches encima la culpa de esto. No fue tu culpa –le recalcó –Sí, eras quien le llevaba los medicamentos a Petunia, ¿pero cómo hubieras podido saber que tenía a un niño con ella? No era tu obligación, y aun así lo sacaste de allí. Le salvaste la vida.

-Pero…

-Nada de peros, muchacho –lo frenó antes de que pudiera seguir diciendo algo –Le salvaste, lo sacaste de allí. Tarde o no, eso ya se verá dependiendo de la evolución de su salud –indicó, mirando desde la puerta como la enfermera Pomfrey conectaba otro suero con vitaminas al desnutrido cuerpo sobre la cama –Sus padres son los únicos culpables de este hecho –negó con pesar –Según la policía, Petunia declaró que ellos se lo dejaron, pero no recuerda hace cuánto que sucedió eso. Aunque por el estado en el que lo trajiste, no parece que fuera hace sólo días.

   Severus asintió, el niño estaba completamente desnutrido, deshidratado, y su cuerpo sucio denotaba que no había sido bañado en mucho tiempo. Era doloroso sólo verlo, y había sido un milagro que lo notara en la casa porque ni siquiera parecía tener fuerzas para llorar. Dumbledore tenía razón, ¿cómo Lily y Potter podrían creer que Petunia cuidaría al niño? La pobre mujer no podía ni cuidarse ella misma.

-¿Saben dónde están sus padres?

-La policía los está buscando –contestó Dumbledore –Pero, aun si lo encontraran, no le dejarán conservar al niño. Se quedará aquí hasta que encuentren a alguien responsable –volvió su mirada del niño a Severus, como percatándose recién de que estaba allí. O las horas que ya llevaba allí, más bien –Ve a casa ahora y descansa, muchacho –dijo palmeándole un hombro. –Estuviste aquí toda la tarde, seguro tu esposa estará preocupada por ti. Te mantendré al tanto de cómo sigue –agregó, viendo la reticencia de Severus a marcharse, pese a que se notaba el cansancio que tenía.

-Tiene razón –aceptó al fin, pero aun así no se movió de inmediato –Además, tengo que preparar algunos medicamentos más. Seguro que el niño los necesitará.

-Ve, y has eso –volvió a palmearle el hombro, casi empujándolo hacia la salida.

   Cuando Severus al fin empezó a movilizarse, Dumbledore lo observó irse pensando internamente cómo le gustaría que existiera la magia, de esa manera podría mandarle un hechizo desde donde estaba para hacerlo dormir (o desmayarlo, si no había otra opción), para que el pobre muchacho pudiera descansar como debería. Pero siendo que la magia no existía (lamentablemente) sólo le quedaba llamar a Bella, ella sabría qué hacer con su testarudo esposo.


***


   Había costado, pero logró dejar a Severus dormido (gracias a unas pocas pastillas añadidas a su té) en la casa. Se estaba cayendo del cansancio, pero el necio no quería acostarse, decía que tenía (le urgía, según sus propias palabras) entregar unos medicamentos en el Hogar. Por eso ahora ella lo estaba haciendo, si era tan importante como para mantenerlo así, entonces es que no podía esperar.

   Bella saludó al portero Filch, y siguió camino hacia el ala del hospital sonriendo para sí misma ante el hecho de que él aun la seguía llamando “Señorita Back” como cuando era estudiante en esa Escuela Hogar, y eso que hacía tiempo había dejado de llevar ese apellido.

LA NOTTE ETTERNAWhere stories live. Discover now