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❝xvii. Rosalind ❞
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LA IDEA DE LIBERAR A BEATRIX ESTABA HECHA, Y ÉSTA CUMPLIÓ CON SU PALABRA DE LLEVARLAS A DONDE FARAH ESCONDIÓ A ROSALIND. La chica le había explicado a ambas mellizas que, para entrar debían, cruzar una trampa.
Beatrix estaba frente a la trampilla, luego de mover el librero falso; mientras ambas pelirrojas estaban a cada lado de la chica con los brazos cruzados (el resto, detrás de ellas), mirándola de forma desinteresada. Adara no sabía dónde se encontraba Stella, pero sabía que estaba alrededor de las tres; esperando por algún tipo de señal.
—¿Entonces arrojaremos a Dean? —inquirió Adara.
Beatrix volteó a verla sobre su hombro y sonrió con diversión.
—Por supuesto —afirmó—. Él hará lo que le pida.
Las hermanas Peters compartieron una mirada.
—¿Y qué hay de ti? —inquirió Bloom—. ¿Lo harías tú?
La chica rió y negó: —Me necesitan. No tienen idea de cómo llegar allí.
—Oh —Adara creó una expresión de lástima—. Me temo que ya no, corazón.
Aquello fue más que suficiente como para que Stella viese la señal y empujase a Beatrix contra la trampilla. La adolescente cayó inmóvil contra la pared de piedra, totalmente congelada y con los ojos abiertos.
—Mucho más satisfactorio que una maceta —admitió Stella—. ¿Ven? Liberar a la villana para ayudar a mis amigas y así volver a atraparla. Simple. Mis ideas son cool.
Dejaron a Beatrix en el comienzo de la escalera. Las cinco chicas comenzaron a adentrarse sobre el oscuro pasadizo.
Antes de seguirles el paso a sus amigas, Adara se inclinó sobre sus rodillas y susurró:
