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❝xxxiv. something is wrong❞
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LA MÁQUINA EXPENDEDORA ILUMINABA EL PASILLO DE LOS DORMITORIOS Y EL ROSTRO INEXPRESIVO DE SKY. Luego de insertar un par de billetes, esperaba a que el dulce cayera para poder volver al dormitorio de las hadas.
Beatrix y Riven habían regresado a sus respectivas habitaciones, a altas horas de la noche. Sin embargo, Klaus y Sky se habían negado en abandonar el dormitorio.
El reloj indicaba que faltaban quince para las cinco. Las estrellas aún permanecían en el cielo oscuro, esperando pacientemente a esconderse cuando el sol quisiera hacer su gran entrada.
El rubio no había pegado un ojo en toda la noche. Sabía que Adara no despertaría en varias horas. Flora les había explicado que decidieron darle una poción para dormir, así su cuerpo continuaba durmiendo hasta donde viera conveniente, y no por algo externo.
Aún así, no estaba dispuesto a marcharse a su dormitorio.
Sentía el cuerpo increíblemente cansado, pero sabía que se debía al cansancio mental. Finalmente podía tachar aquel día como un día de mierda. Primero Andreas, ahora Adara.
Sebastian había controlado a su padre, y luego había tenido el descarado de atacar a Adara cuando se encontraba sola.
El reflejo del vidrio devolvía el rostro de Sky, acaparado por miles de expresiones, sentimientos y preocupaciones. Tomó profundas respiraciones, intentando calmarse ante el pensamiento de Sebastian metiéndose con las cosas que le importaba.
Lo había visto, por primera vez, en la fiesta en Blackbridge hablando con Bloom. A primera vista le pareció alguien que no se relacionaba mucho con nuevas personas, y que prefería mantener la distancia. Es más, cuando Bloom los presentó, junto con Klaus, Sebastian solo les dirigió una sonrisa a labios cerrados.
Había creído verdaderamente que él quería ayudarlos, pero lo único que había hecho era volverse más cercanos a ellos y saber todo lo que ocurría y todos sus planes.
