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Minho gruñó en voz baja mientras caminaba entre los pequeños confines de la sala de interrogatorios. Había sido llevado directamente a la sede del Ministerio de Asuntos Paranormales y colocado solo en una habitación.

No había visto a otro ser viviente desde que la puerta se había cerrado con llave detrás de él, ni un guardia, ni un encargado, ni siquiera un conserje. Ni una sola persona había echado un vistazo a la habitación. Minho estaba empezando a preguntarse si en todo caso iban a dejar que él saliera de esa habitación escasamente amueblada.

Por suerte él no era claustrofóbico.

Escapar no era una opción. El guardia que lo había encerrado había disfrutado informándole que la maldita habitación estaba diseñada especialmente para vampiros. Tubos llenos de "agua bendita" habían sido incrustados en las paredes de cemento. Si Minho intentaba cruzar a través de la pared, él se empaparía y no podría salir sin resultar herido.

Para empeorar las cosas, el guardia había señalado los pequeños barriles en el techo, cada uno mezclado con una infusión de ajo. Si se le ocurría intentar escapar, los pequeños proyectiles se dispararían y se incrustarían en su piel, llenándolo de ajo. Él se hincharía como un globo antes de explotar.

No era una bonita perspectiva.

No había ventanas en la habitación así que salir de esa manera no era una opción. Él quedaría reducido a cenizas en cuestión de minutos si lo intentaba de todos modos. Tan viejo como era, Minho podía manejar la luz del sol por una pequeña cantidad de tiempo, pero sólo en las horas tempranas de la mañana o al atardecer. Nunca al mediodía.

La única forma de entrar o salir de la habitación era a través de la puerta. Minho estaba prácticamente atascado allí hasta que o bien lo dejaran ir o vinieran por él.

Minho sabía a favor de lo que votaba.

Se iba a volver loco preguntándose qué había pasado con Jisung. Si Jaebum se atrevía a poner sus mugrientas manos sobre Jisung, Minho no tenía ninguna duda de que nunca volvería a ver a su pareja de nuevo.

Jaebum encerraría a Jisung en algún lugar secreto y alejado, algún sitio en que él nunca pudiera ser rescatado.

Minho sólo rezó para que Felix hubiera llevado a Jisung a tiempo y lo hubiera escondido en alguna parte. Y esperaba que Jisung cumpliera su promesa e hiciera caso a Felix. Minho sabía que los dos hombres no se llevaban bien. Demonios, habían peleado como perros y gatos. Pero la situación en la que se encontraban requería de su mutua cooperación.

Minho gruñó mientras dejaba caer su cabeza entre sus manos cuando todas las peleas en que los dos hombres habían estado involucrados llegaron a su cabeza. Felix y Jisung eran agua y suciedad. Mézclalos juntos y hacían barro.

Estaban condenados.

Minho giró un poco la cabeza cuando la puerta finalmente se abrió. Mantuvo oculta su sorpresa cuando Im Jaebum irrumpió en la habitación como si fuera el dueño del lugar. La arrogancia del conde no tenía límites. Su expresión le dijo que no tenía intención de liberar a Minho a corto plazo.

- ¿Quién se cree que es?- Estar a merced de otra persona no le sentaba bien a Minho. Su ira iba en aumento y estaba a pocos minutos de meter a Jaebum de cabeza a través de uno de los muros de hormigón, agua bendita o no.

Minho sólo esperaba que el hombre no estuviera aquí para regodearse sobre la recuperación de su donante de sangre. Él no iba a ser responsable de sus actos si el miserable había tomado a Jisung. Jaebum se apoyó contra una de las paredes, con los brazos cruzados sobre su pecho, mirando a Minho desde detrás de sus lentes negros.
- ¿Sabes por qué te hice traer aquí?- le preguntó.

Minho le ofreció una sonrisa tensa. Estaba un poco confundido por cómo Jaebum había arreglado que lo llevaran al Ministerio, no el por qué. Él sabía exactamente por qué. Sólo que no iba a demostrarlo.- ¿Debido a que no eres lo suficientemente hombre para enfrentarte tu sólo conmigo?

Jaebum se tensó un poco, luego se relajó como si él supiera que tenía la sartén por el mango. Podía ser así, de momento, pero eso no iba a durar.- Tienes algo que me pertenece, Lee, y lo quiero de vuelta.

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